El calentamiento climático por efecto urbano es mucho menor en la ciudad de Barcelona que en la de Girona en los últimos 40 años. Este contraste térmico urbano-rural no ha aumentado en los últimos 40 años, así en la tesis doctoral mencionada la intensidad de la isla de calor promedio era de 2,9ºC. Esto se debe a que la ciudad de Barcelona no ha crecido, y además los espacios verdes han aumentado en la ciudad, como se ha explicado en una ponencia del Simposio de Jóvenes Geógrafos de la universidad de Barcelona a finales de octubre. En cambio en la ciudad de Girona la isla de calor ha aumentado, antes las diferencias entre Girona-Vicens Vives y el aeropuerto de Girona (periodo 1971-77) eran casi nulas, 0,2ºC, y ahora hay 2 , 5ºC (2.004-2.015). Hay varias causas que explican este diferente comportamiento, en primer lugar la velocidad del viento en el centro de la ciudad de Girona ha bajado, no en el observatorio del Vicens Vives, pero sí en Girona-Bonastruc tiene un promedio de 2,4 km/h, mientras antes en Girona-Vicens Vives la media rondaba los 4 km/h (década de los 70). Este decrecimiento se explica por la mayor compactación de la ciudad, se han cumplimentado muchos espacios libres que había dentro de la ciudad, se han urbanizado estas áreas con edificios medios que han frenado el viento. La disminución de la velocidad del viento es una de las causas que explican la isla de calor. El aumento de la población y la expansión urbana han sido mucho más importantes en la ciudad de Girona respecto Barcelona, ??donde incluso la población se ha reducido, mientras que en Girona ha visto como el número de habitantes casi se ha doblado, pasando de 50.000 a 99.000 (1970 versus 2016). En muchos estudios de clima urbano se observa como el ritmo térmico de calentamiento es más importante en las últimas décadas en ciudades medianas que en ciudades grandes por causa de este diferente comportamiento demográfico.