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Maite Mercado

A cara de perro y al calabozo

No acertó Antena 3 el miércoles con Alberto Chicote, que parece algo chamuscado. Su «En forma en 70 días» no superó la barrera psicológica del diez por ciento de cuota de pantalla. El cocinero necesita un tiempo en barbecho después de las escuálidas audiencias del último «Top Chef» mientras el otro talent culinario sigue viento en popa. No hay sitio para tanto chef en el «prime time» aunque quien le arrastró a los infiernos del tercer puesto fue el nuevo programa de Cuatro que recuerda mucho a «El Xef» de «Dabid» Muñoz en la factura visual, grafismos, ritmo... y tatuajes de los protagonistas.

Sin embargo, el objetivo de «A cara de perro» es bien distinto: concienciar contra el maltrato animal con Javier García Roche, un exboxeador que ayuda a su madre en el negocio familiar, una chatarrería.

El docu-reality denuncia las pésimas condiciones en las que se encuentran miles de animales en manos de desalmados que solo buscan lucrarse económicamente. Al mismo tiempo lanza un mensaje clave: para acabar con el negocio hay que acabar con la demanda. Los que quieran un perro, que compren en establecimientos decentes o adopten pero que no acudan a estas mafias por ahorrar dinero.

La dinámica consiste en «intervenciones» con cámaras ocultas para recabar pruebas contra el maltrato, imágenes duras de perros hacinados, sucios, enfermos, hambrientos; al cabo de un tiempo vuelven para comprobar que esos lugares señalados han cerrado gracias a su actuación. Pero el formato gira en torno a la figura del #chatarreroalacaza. Las secuencias de acción se alternan con buen tino con el relato de su vida sentado en un asiento de atrás de coche convertido en sofá o en una cocina antigua en cuidados encuadres en rincones de la chatarrería. En la cárcel a los 17 años, el boxeo y el apoyo de su familia le apartaron de la drogas. Para él, los perros son perfectos, son sus hijos. «Con amor de padre te atacaré si te metes con ellos», dice mirando a cámara.

Cómo no, no pueden faltar las escenas íntimas de su día a día, totalmente prescindibles. Su chica le despierta con el desayuno preparado, comparten el baño y él nos enseña el culo dos veces en menos de una hora. No sabemos si es esa misma chica quien le denunció la víspera del estreno por supuestas amenazas y por destrozarle el piso. Veremos si la noche pasada en el calabozo tiene consecuencias en el seguimiento de los siguientes episodios conducidos por El Rey Chatarrero.

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