«Tanto en el terreno económico como en el terreno político, Europa tiende fatalmente hacia nuevos conflictos armados, si no se inicia una sincera cooperación económica y política europea. He aquí el problema moral europeo». Mensaje por Europa, 1931.

Sorprende la visión que un grupo de relevantes ciudadanos de nuestra Comunitat tuvieron cuando remitieron este manifiesto al gobierno de la época. Ya advirtieron entonces que era necesario «un organismo que tienda€ a ser el legislador, el ejecutor y el guardador y garantizador de las relaciones que en Europa trascienden ya de los poderes políticos de sus diversos estados€»

No fue esta la visión que se impuso entonces y las consecuencias fueron terribles. Pero tras la segunda guerra mundial, el primer objetivo fue construir una paz duradera en Europa y uno de los hitos en ese camino fue el Tratado de Roma de cuya firma se cumplen ahora 60 años.

La ciudadanía de nuestra Comunitat siente particularmente y desde hace largo tiempo, ese vínculo con los valores y el proyecto europeo al que consideramos nuestro espacio natural en los ámbitos democrático, cultural y económico.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha anunciado en el corazón de Europa, un importante cambio de rumbo. La Comunitat vuelve al tablero europeo con un claro compromiso europeísta que se concreta en un resuelto incremento de la participación valenciana en todas las instituciones europeas, en el alineamiento de su acción política con los objetivos de la Unión y en el estricto cumplimiento del acervo comunitario desde una nueva administración valenciana honrada y eficaz.

La reciente reunión entre el presidente Puig y el de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker supone un reconocimiento excepcional y reservado a muy pocas autoridades regionales europeas.

El nuevo gobierno de la Generalitat se marcó un triple objetivo desde el inicio de su mandato: recuperar la reputación en las instituciones europeas, mejorar nuestra participación en todos los instrumentos que pudieran contribuir a nuestro desarrollo económico y social y participar activamente en las decisiones sobre el futuro de la Unión cuyo debate está abierto. Se aspira también a avanzar hacia la construcción de un pilar social efectivo y una mayor influencia de las regiones en las decisiones europeas. Estas son, en la actualidad, una realidad cada vez más sólida y son ya interlocutores imprescindibles.

El Pacto del Botánico tiene como líneas estratégicas rescatar personas, gobernar para las personas e impulsar un nuevo modelo productivo y territorial y todo ello está perfectamente alineado con las tres prioridades de la Estrategia Europa 2020. Pero la crisis económica se ha manifestado aquí con mayor virulencia que en la media del territorio nacional, registrándose una importante disminución de nuestra renta per cápita y una evolución del PIB muy desfavorable, cayendo a una tasa del -12,2 % es decir la mayor reducción de todas las CC AA.

El cambio de rumbo de las políticas europeas en materia económica es el que necesita la Comunitat y ha de consolidarse. El plan Juncker y la iniciativa del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) es sin duda instrumento que contribuirá a impulsar el crecimiento económico y la competitividad.

Por otro lado, habrá que luchar para que en el debate abierto sobre el futuro de la Unión quede claro que las políticas de cohesión seguirán siendo imprescindibles para asegurar el progreso social y económico de todos los europeos, que es una condición esencial para relanzar un proyecto ilusionante en el que todos los ciudadanos y ciudadanas puedan reconocerse.

Pero sin duda, la Unión Europea ha de cambiar. Errores como las políticas de austeridad que han golpeado a millones de ciudadanos, la incapacidad para ofrecer una respuesta a la crisis migratoria a la altura moral de Europa o las incertidumbres generadas por el brexit deben ser también una oportunidad para cambiar el rumbo de una Unión que es imprescindible para la paz y las esperanzas de recuperar el progreso económico y social.