Cuando los informativos privados comienzan con vídeos telefónicos bajados de las redes sociales donde están peleando unos chavales es para informar que es horrible que los chavales peleen, lo graben con el móvil y lo suban a las redes sociales. Así formamos corro alrededor de la pelea sin formar el corro de la pelea.

Durante años nos preguntábamos en los trailers por qué lo llamaban cine cuando querían decir actrices desnudas que querían decir sexo sin sexo para no fuera porno.

En los noventa, los bloques de deportes se anunciaban con accidentes de esquí o de automovilismo, con lesiones futbolísticas, caídas del pelotón, pájaras atléticas... En los anuncios de ahora el fútbol no es un juego de equipo, sino de jugadores que no están metiendo goles sino celebrándolos en un batido de publicidad, estilismo y testosterona.

Cuando promocionan "Master Chef" no vemos productos y platos sino broncas y lágrimas, dieta mediterránea de sentimentalismo. Es importante saber cocinar pero no menos que aprender a reprender con estilo, a soportar humillaciones laborales y a putear a los colegas. "El que no aguante el calor, que salga de la cocina", sentenciaban los más altos ejecutivos y los mafiosos más bajos.

Vamos al engaño con toda nobleza y bruteza. No somos más educados porque no quieren que lo seamos y cuesta luchar contra eso. Cada vez que Paolo Vasile repite que la televisión no está para educar está queriendo decir que está para maleducar.

Tu mirada te la dan hecha. ¿Alguien, hombre o mujer, logra ver la minúscula ropa interior de las longilíneas modelos aladas que desfilan para Victoria Secret´s? Las publicaciones que más informan de esa lencería son las que más hostiles con el sexismo.