Con independencia del balance oficial que realicen los responsables de Tercera Setmana, es el momento de hacer un intermedio. La segunda edición del festival de artes escénicas confirma que hay público de sobra para el teatro, pero al mismo tiempo que la concentración temporal y la dispersión temática juegan en su contra. Un festival debe huir de una programación similar a una temporada habitual, y necesita buscar una especialidad. Más relato, un equipo compacto y menos imprevisión. Con obligación de máxima tolerancia y atención especial a los espacios emergentes. Tampoco creo que sean las fechas adecuadas, aunque sean los únicos días libres de las compañías entre el cierre del curso y el inicio de los festivales de verano.
Es obligado, además, que un festival cale en la ciudad como agua de mayo. Ahí el problema se complica. València sigue cerrando de noche, como si aún estuviera la muralla medieval. Conocidas las largas veladas entre la gente de la farándula, la sorpresiva decepción se impone. Alguna de las autoridades presentes en la gala de los Max podría preguntar a alguno de los premiados sobre la falta de marcha nocturna en la urbe más abierta del Mediterráneo. Los que recordamos el mítico Claca Café Teatro de la calle Sant Martí notamos la decadencia.
Igual que es imposible consolidar un festival escénico únicamente durante el día, resulta complicado hacerlo sin tejer complicidades con el sector. Programar, montar, escenificar, recoger y marcharse es habitual. Aunque lo ideal sería interactuar como pasa, por ejemplo, en el MIM, La Mostra d´Alacant, Almagro, o el desaparecido Veo.
«Reconvertir una parte de los teatros públicos en centros de creación al modo francés. Los creadores y las compañías necesitan proyectos a medio-largo plazo que se puedan vehicular a través de las subvenciones anuales cada vez más exiguas. Ello daría sentido y valor también a muchos recintos escénicos hoy desnortados y sin proyecto». Se trata de una de las propuestas para la política cultural en el sector escénico del «Informe sobre el estado de la Cultura en España 2017», presentado la semana pasada en el IVAM.
