Es importante no confundir un movimiento social con un partido político, sobre todo si este gobierna. Esa confusión trae inexorablemente a la desaparición del movimiento social. El movimiento social no tiene «bando», tiene ideas, propuestas y reclamaciones, que son las mismas gobierne quién gobierne. Y esto independientemente de que la gran mayoría de ese movimiento social sea simpatizante o votante de un partido o gobierno determinado.

La Plataforma tiene muy identificado su objetivo, y este no es el gobierno municipal, al que ha reconocido su buena acción en muchos ámbitos (dentro y fuera del barrio). El objetivo es que haga todo el que prometió, que cumpla la ley, que defienda a los vecinos. Así como la obligación del equipo de gobierno municipal es gobernar, la de los movimientos sociales es «recordarle» donde están las carencias en su acción.

Salvem el Cabanyal - Canyamelar tiene casi 20 años de vida activa porque ha sido coherente con esto. Si otras asociaciones no lo han sido, habrá que dirigirse a ellas para decírselo.

En época de los gobiernos del PP ya potenciamos reivindicaciones conjuntas con otras asociaciones (Acipmar, Mercado, Sí Volem, Plataforma) con ideas muy diferentes (y enfrentadas) de cómo tenía que ser el barrio. Porque se entendió que más importante que las posiciones políticas o intereses particulares eran las condiciones mínimas de las personas y del barrio. Precisamente fue la absoluta inacción del PP en las políticas del ámbito social y de la convivencia (venta de droga, suciedad, nada de consideración por los vecinos, ruido hasta altas horas de la madrugada€) el que trajo este acercamiento.

Por otro lado, los vecinos, piensen como piensen, no tienen que ser tratados como "enemigos". Obviamente, Salvem es consciente que cualquier acción como la prevista para el 21 de junio incomoda en el gobierno, y que será utilizada por sus oponentes políticos, incluso de forma tramposa. Por eso, antes de llegar a este tipo de movilizaciones públicas, la Plataforma ha realizado multitud de peticiones, reuniones y propuestas al equipo municipal para que solucione los graves problemas de convivencia y patrimoniales que se producen en algunas zonas del barrio. La verdad es que con pocos resultados. Los temas urbanísticos y de rehabilitación son administrativamente costosos, y tardan tiempo. La Plataforma reconoce y alaba públicamente la actividad de la alcaldía en este punto, por lentos que sean sus resultados. Pero también piensa que el problema social y de convivencia no se ha afrontado con la energía e ideas suficientes para cambiar su lógica.

Muchos vecinos están sufriendo mucho, mucho tiempo. Así que después de dos años de espera, muchas reuniones y promesas (no solamente del gobierno municipal, también de la delegación de gobierno) no vemos en absoluto desproporcionado realizar una concentración pidiendo algo que está en el programa del equipo de gobierno municipal y que es obligación del gobierno central: garantizar unas condiciones mínimas de convivencia social entre los vecinos.

Tendremos que luchar contra las malas e interesadas interpretaciones, pero si este fuese un argumento para la inacción de los movimientos sociales, como la Plataforma Salvem El Cabanyal- Canyamelar, hoy la ciudad no tendría futuro, como lo tiene ahora.