La socialdemocracia clásica atraviesa una profunda crisis de identidad ideológico-política en Europa, debido a que la sociedad actual no es la del siglo XIX, cuando creían en la hipótesis de que transformación social se conseguiría desde la democracia en los Parlamentos o Congresos de los Diputados, y no con la violencia. Y cuando ha llegado una crisis económica, la socialdemocracia se ha venido abajo, y ha surgido el social-liberalismo como el de Macron en Francia. Esperemos que los socialistas españoles sepan adaptarse a las nuevas necesidades sociales y sepan redistribuir la carga del barco llamado España para que flote y no se hunda en una mal estiva. Para los socialistas valencianos parece que la carga no ha sido bien distribuida: venganza u olvido.

El socialista Ximo Puig que apostó por Susana Díaz como candidata a la secretaría general podría entorpecer su futuro liderazgo al frente del PSPV, en la anterior ejecutiva fue secretario de reformas democráticas. EL nombramiento de la nueva comisión de ejecutiva federal del PSOE (de obediencia ciega a Pedro Sánchez), podría mermar su relación con la Comunidad Valenciana del PSV, que gobierna en coalicionado con un Compromís, el de Mónica Oltra que no sabemos muy bien a qué juega, ni cuáles son sus variables, una veces sin Podemos y otras con Podemos como vimos con sus votos a favor del sí a Pablo Iglesias en la pasada moción de censura junto a Esquerra y Eh Bildu.

Sin embargo, sí forman la nueva ejecutiva su oponente en la primarias Patxi López (el exlehendakari y expresidente del Congreso), que estará al frente de Política Territorial, y Fernández Vara, presidente de Extremadura, y que apoyó a Susa Díaz, estará al frente del Consejo Federal Político, y que además abogó de forma pública por la abstención de los socialistas en verano de 2016, para que gobernara el PP de Rajoy.

¿Qué pasará con el futuro político de Ximo Puig, que, de momento parece haber caído en desgracia? Quizás su recambio podría ser el valenciano José Luis Ábalos, actual portavoz del PSOE en el Congreso.

Pedro Sánchez tiene ahora como restos convertir su poder de secretario general en recuperado su autoridad de liderazgo en el partido, no solo frente a los militantes, sino también respecto a los electores. Ayer en discurso Adrian Lastra, Vicesecretaria General, detrás de leíamos un cartel que decía: «Somos la izquierda». Por otra parte Ábalos matiza que es una izquierda hacia el centroizquierda, y dice: «Nuestra identidad es de izquierda pero el espacio político al que queremos llegar es el centroizquierda, el de la mayoría. Llegamos a ocupar el centroizquierda desde la izquierda en 1982. También Felipe González paró la derrota en 1993 desde la izquierda, con una campaña muy intensa que se recordará por la identificación del PP con un dóberman, y ganamos en 2004 con Zapatero, a quien la derecha llamaba pancartero. Ganamos el centroizquierda desde la izquierda.»

La cuestión es que a los ciudadanos que se levantan a las cinco de la mañana para ir a trabajar y a los de a pie, no entendemos el lenguaje político entre: izquierda, centroizquierda, o un poco más hacia la extrema izquierda, el progresismo o la socialdemocracia o el social-liberalismo. Lo que queremos los valencianos es trabajo y mejoras sociales.