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Derritiéndose por sí mismo

Para que no se diga que la situación ha pillado por sorpresa, María Josep Picó, Premio Nacional de Periodismo Medioambiental, y colaboradora de Levante-EMV viene advirtiéndolo por activa y por pasiva: «Falta liderazgo político en la Comunitat Valenciana. Al llegar la izquierda al poder se esperaban cambios que no se han producido ni en energías renovables ni en gestión de residuos. En el caso del Consell, el no haber hecho nada ante el cambio climático no es un problema de proteger intereses, sino de dejadez». Con esa cara de buen tipo que hasta los antisusanistas le reconocen, al titular del Consell el cambio climático se le ha venido encima de lleno. Tiene bemoles. Media legislatura haciendo encajes de bolillos para bandeárselas a base de bien con los botánicos y son los suyos, al sentirse descuidados según proclaman, quienes pueden darle la cornada. Es la fiesta nacional a la que, pese a andar tan cuestionada, nadie renuncia en el pesepevé.

Y eso que el cambio climático es uno de los emblemas al que agarrarse la maltrecha socialdemocracia en pos de levantar el vuelo frente a los conservadores -de lo suyo-, pero ni aún así los embolados progresistas de nuevo cuño tienen el temple suficiente para dejar de lado las refriegas internas -Susanita tiene un ratón, que para Ximo no es chiquitín- y abanderar el pulso contra los verdaderos desafíos que angustian a la plebe. Éstos pueden esperar; los navajeos, no tanto.

Y sin embargo, Marten Scheffer, estudioso de los cambios radicales que acarrearían una catástrofe climática y que acaba de recibir un reconocimiento en nuestro país -a eso no nos gana nadie-, ha advertido que «si Groenlandia se derrite, estaríamos asados por milenios». La ventaja que muestra la izquierda en los paraderos de atención más próximos es que, debido a su sino, no necesita esperar a que Groenlandia se derrita. En cuanto ábalos y avales hagan de las suyas por renovar energías, habrá de ponerse manos a la obra con el ingente aluvión de residuos que se avecina. ¿Lo ven? Ahí lleva la delantera.

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