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La receta de Bezos para el periodismo

Jeff Bezos es el multimillonario dueño de Amazon. Hace cuatro años se dio el capricho de comprar "The Washington Post" por la friolera de 250 millones de dólares. Ahora no solo ha conseguido hacerlo rentable sino que se permite dar lecciones a los periodistas sobre cómo hacer un periódico. Y lo hace con sencillez, sin las palabras ampulosas de esos profetas de un futuro que nunca se hace realidad.

La receta de Bezos para "The Washington Post" es bien simple. La misma que, sin ir más lejos, este periódico intenta aplicar desde hace décadas. Con bastante éxito, por cierto. Hacer periodismo pensando en primer lugar en los lectores.

En realidad, el modelo de Bezos es el mismo que aplicó en Amazon pero adaptado a la prensa. O el de cualquier empresa de éxito. Hacer lo que saben hacer, para aquello para lo que fueron creadas. Y pensar siempre en el cliente. En el lector, en el caso de la prensa.

La irrupción de internet y del mundo digital ha obligado a transformarse a las compañías periodísticas. Pero también a los bancos o a las productoras de series de televisión o a los comercializadores de naranjas de Valencia. En el cambio han triunfado quienes siempre supieron cuál era su negocio y dónde estaban sus clientes. Evidentemente, es el caso de Amazon. Pero también el de Netflix, que pasó de alquilar películas de vídeo por correo postal a suministrarlas por streaming directamente al televisor o al móvil. Pero siempre con el mismo negocio y atendiendo las necesidades que tenían sus clientes en cada momento.

Por eso, según explicó Jeff Bezos en una conferencia sobre el futuro de los periódicos en Turín (Italia), cuando llegó a un "The Washington Post" con deudas millonarias en un sector en grave crisis en Estados Unidos dio una gran orden. Algo así como: Haced lo que sabéis hacer y hacedlo pensando sobre todo en vuestros clientes, los lectores.

Evidentemente esa orden trajo aparejadas otras. Si un periódico se dedica a hacer noticias, el Post contrató periodistas para contar con más informaciones y de más calidad. Hasta 140 periodistas más en estos años. Y si antes el diario solo se vendía en los kioscos y ahora también debía hacerlo en los móviles, en las tabletas y en los ordenadores; Bezos fichó a unos cuantos ingenieros y técnicos para que la experiencia del lector con estos nuevos terminales fuese la adecuada. Pero siempre teniendo claro que lo importante eran las noticias. El periodismo siempre necesitó técnicos que pusiesen a punto las rotativas y del mejor papel y tintas para ofrecer sus contenidos con la mejor calidad posible al lector. Ahora necesita sumar nuevos ingenieros para llevar las informaciones a las nuevas herramientas digitales. Pero el negocio siempre estará en las noticias. Un Netflix sin series de calidad iría a la ruina en unas semanas. Aunque nadie sería tan loco de vender una serie por muy buena que sea a través de una plataforma digital con continuos cortes y una calidad de visión horrible.

Después de poner en claro el objetivo de la empresa (vender noticias a los lectores), Bezos dio a sus ejecutivos en el Post una lección básica de economía de empresa. Así explicó que una empresa funciona bien si es rentable. Si depende de un mecenas (ya sea él mismo, un jeque árabe, un grupo de filántropos amigos de la información o el Estado) que pone el dinero para mantener abierto el chiringuito, pues será eso, un chiringuito, pero no una empresa periodista que intenta trasladar a sus lectores una visión de lo que pasa en el mundo con honradez y profesionalidad. Y cuando el mecenas se canse de poner el dinero, pues no quedará ni el chiringuito, como pasa ahora con tantos equipos de fútbol.

Pero Bezos también explicó que el periodismo es caro. Tener una amplia redacción que informe a los lectores de lo que pasa en el mundo, pero también a la vuelta de la esquina, cuesta mucho dinero. Y los anunciantes por sí solos nunca podrán pagarlo. Si alguien lo duda, que recuerde los numerosos periódicos gratuitos que proliferaron con el "boom" económico de principios de siglo y que fueron cerrando uno tras otro con la llegada de la crisis (a pesar de necesitar unas redacciones muy reducidas por su escasa calidad).

Por tanto Bezos lo tiene claro. Quien quiera información de calidad, tendrá que pagar por ello. Pero el dueño de Amazon, que de vender sabe mucho, también está convencido de que el mundo está lleno de personas deseosas de contar con buena información de calidad para entender la sociedad en la que viven y, por tanto, dispuestas a pagar por esos contenidos.

Y Bezos finaliza con una advertencia a los periodistas. Que tengan en cuenta que la publicidad es muy importante para complementar la rentabilidad de sus empresas. Pero que lo importante son las noticias. Si el servicio a los lectores es bueno, ya vendrán los anunciantes detrás en busca de esa audiencia. Al revés, pensar primero en lograr anunciantes para pagar las noticias, provocará que el periódico se quede sin noticias y sin anunciantes.

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