En una red social leo estos días de calor que la masa de aire que nos ha afectado durante el último episodio de calor no era aire sahariano. A partir de los análisis de retrotrayectorias de la NOAA, del fin de semana del 10 y 11 de junio se mostraba que el aire que había llegado a la península Ibérica era tropical marítimo y no sahariano. Algunos mensajes en estas redes se cerraban con expresiones, de gran aporte cultural, que pretendía descalificar a aquellos que desde el principio tenían claro, como así era, que una situación de calor como la ocurrida los pasados días no podría tener otro origen que en el aire sahariano. Y venía a calificarlos, o mejor descalificarlos, de burros y zoquetes. Creo que todos debemos hacer una reflexión sobre el uso del lenguaje en las redes sociales, ese escenario abierto a la anonimato que permite una total impunidad. Frente a esto, los organismos o las personas más o menos públicas están perdidos. La dilapidación twittera es implacable. Desde el principio de la situación era evidente que una subida de temperatura tan importante y continuada en casi todas las regiones españolas no podía tener otro origen que en una expansión intensa de aire sahariano en capas bajas. Las retrotrayectorias mostraban una línea procedente del Atlántico occidental, mientras un pequeño frente cruzaba el norte de la península Ibérica y originaba el desarrollo de tormentas en zonas de montaña de esta parte de España. Entre tanto, desde la latitud de Madrid, aproximadamente, hacia el sur los termómetros frisaban los 40 grados. Nunca he visto que el aire tropical marítimo originase estos registros en un área tan extensa del territorio ibérico, por mucho recalentamiento que experimente sobre la península. Que hubiese convergencia de masas de aire tropicales, marítimo en capas altas y medias y sahariano en capas bajas, es lo más probable. Pero el aire sahariano en mi opinión ha estado presente en todos los días que han conformado este episodio de calor. Las retrotrayectorias, cuando convergen masas de aire diversas, polares y tropicales, en el ámbito atlántico pueden conducir a equívocos. Pero no por ello se debe insultar a los que, desde el rigor, intentan indagar en el análisis y explicación del tiempo atmosférico diario. De ahí al encausamiento judicial cuando falle el pronóstico del tiempo como ha ocurrido recientemente en Rusia, hay ya un pequeño paso. Que benévolas son las redes sociales con aquellos que insultan desde el anonimato y el desconocimiento.