Estimado Pedro: en primer lugar quiero felicitarte por tu segundo nombramiento como secretario general, algo que parecía imposible tras el golpe de mano que sufriste en octubre pasado. El motivo de esta carta es sólo hacerte unas breves sugerencias.

Tú y tu equipo habéis sido la correa de transmisión de la voluntad de una bases que exigían el no a la abstención, la voluntad de unos militantes que se opusieron al golpe de mano que te tendieron y que, desde hace tiempo, denunciaban que el PSOE había perdido millones de votos, en parte por el fraccionamiento de la izquierda y la emergencia de nuevos partidos, pero sobre todo por haber escorado hacia el centro y anclarse a la sombra de las viejas glorias.

Es por ello Pedro, que muy a pesar de tus indefiniciones y de tus bandazos laterales, te he considerado como la mejor de las opciones, tal vez tan sólo porque has generado una ilusión que desde hace decenios no sentían los desencantados del socialismo. Es un hecho que no eres un político experimentado; no sabemos si llegarás a ser un gran estadista; tampoco si conseguirás reubicar al PSOE en el nicho socialdemócrata que le corresponde; pero es innegable que la militancia te ha preferido a ti antes que a la candidata del viejo aparato, y es sólo por eso, y por tus dotes de carismático outsider que sabe resurgir de sus cenizas, que te considero merecedor de una oportunidad.

El 39º Congreso Federal ha puesto punto final al PSOE de los barones y de un aparato obsoleto que tuvo la insolencia de destituirte después de que la militancia te eligiera. Ahora comienza un largo camino ante el cual te recomiendo que no tengas prisa por sacar a Rajoy de la Moncloa y al PP de las instituciones. La meta es esa, ya lo sé, pero sería un error una precipitada moción de censura o un prematuro adelanto electoral. Hay por delante tareas prioritarias que requieren tiempo y paciencia.

Tu cometido para afianzarte como líder debería consistir primero en poner orden dentro de casa; que te acepten —o al menos respeten y obedezcan— quienes no te apoyaron, y que ejerzas tu autoridad dejando claro que actúas por convicción y jamás por venganza. Es necesario reafirmar al PSOE como un partido de izquierdas que mantenga a raya al PP y acabe con el cliché de derechización que tanto os afecta y tanto ha beneficiado a Podemos.

Considera que una precipitada moción de censura —como querría Pablo Iglesias, muy sibilinamente— no os ayudaría a recuperar los millones de votos que emigraron hacia la formación morada y pondría en peligro las esencia identitaria que el nuevo PSOE quiere afianzar. Del mismo modo, tampoco un adelanto electoral beneficiaría al PSOE si previamente no se hubieran recuperado los votos de quienes, hoy por hoy, no encuentran más alternativa que Podemos.

Resumiendo Pedro, no tengas prisa por llegar a la Moncloa. Une primero al partido para consolidar tu liderazgo. Dedícate de pleno a recuperar la confianza de los decepcionados fomentando una ilusión similar a la de 1982. Sólo así conseguirás los votos necesarios, y ya verás como el resto llegará por si solo. Hazme caso y verás como me lo agradeces.