Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Clásicos españoles

El género literario más genuinamente español es la denigración de España. Una semana fuera de mi país parece que me ha provocado el deseo irrefrenable de españolear más que Lola Flores. A Luis Bárcenas, compareciente ante comisión parlamentaria, se le vio tan chulo y desafiante, tan ajeno a cualquier inclinación expiatoria que no sólo es inevitable acordarse del policía José Amedo, el de los GAL, tan altanero en iguales o parecidas circunstancias, sino que hay que admitir que el barroco desplante para la galería, el sentido escénico y la borrachera de la representación (exagerada) nos constituye y por eso, Sagunt a Escena ofrece en esta edición la muy calderoniana La vida es sueño.

Seguimos en el barroco, la chapuza y la torería: una muralla de cojones, que diría Pérez-Reverte. Pero más que valor, la situación exige comedimiento, constancia e higiene, tres cosas que se han visto tan poco en la sanjuanada en la arena de las playas como en las cámaras de la soberanía popular pues el don Tancredo que responde al nombre de Mariano Rajoy, sigue al frente de un gobierno de sospechosos y de una organización trufada de redes criminales; en minoría, pero no defenestrado. La regeneración democrática parece que va para largo, pues el pujolismo sigue preso de sus propios caganers y Ciudadanos, Podemos y el PSOE se dedican a pregonar sus incompatibilidades como si todas las ideologías no fueran, en esencia, eso mismo: incompatibles.

Si esperábamos un gesto patriótico de parte de tales figurones que aliviase de modo rápido a los más indefensos y desahuciados, que asegurase el retorno de los millones prestados a la banca o hiciera más, mucho más difícil y penalmente gravoso corromper o corromperse, estamos listos. Cuando los próceres distraen carteras y enredan más que los personajes del Lazarillo y Fray Gerundio de Campazas juntos, sólo queda el recurso al hombre de acción tipo Amedo, el que enfundaba su afirmación testicular en unos tejanos ajustados. O tipo Bárcenas, que tiene demasiadas anchura de hombros para admitir que es un gerente, y menos aún suizo.

Compartir el artículo

stats