Volví a encontrarme en el muro de Facebook de mi amiga Berta un corto fragmento en video, que ya había visto hace tiempo, de una conferencia de la feminista estadounidense Eve Ensler. Lo he leído muchas, muchas veces y, aunque de entrada me resulta atractivo, algo en él no me cuadra. Dice así: "No entiendo por qué la violencia contra las mujeres se ha convertido en un problema de las mujeres. No sólo nos violan, nos pegan, nos quitan cualquier autoridad, nos destruyen, sino que, además, tenemos que solucionarlo nosotras. Tenemos que arreglar el desastre, tenemos que hacer que todo vaya a mejor, tenemos que encontrar la solución para un problema que no hemos creado. Así que (?) vamos a devolverle el problema a los hombres. Porque es vuestro problema ¿vale? No estamos violándonos a nosotras mismas. Y no digo esto enfadada o con maldad, sólo digo que si no entendemos esto como un problema de los hombres, si no lo entendemos como el problema de los hombres, estamos perpetuando un tipo de sociedad que continuamente degrada y destruye a las mujeres hasta un punto en que la vida?desaparecerá".

No, la violencia contra las mujeres no se ha convertido en un problema de las mujeres, sino que ha sido siempre y es un problema para las mujeres. Ya ven cómo cambia la cosa si se utiliza la preposición adecuada. Siendo un problema para las mujeres, de tal envergadura que nos va la vida en ello, ¿cómo no vamos a tratar nosotras de solucionarlo? Comparto con Ensler que la violencia contra las mujeres es un problema de los hombres (modelados por la masculinidad normativa) y ella propone devolvérselo ¿Pero basta con un "hacéoslo mirar, chicos, o la vida desaparecerá"?

La vida, si la entendemos como la vida humana en términos de reproducción de la especie, no desaparecerá por la continua degradación y destrucción de las mujeres, como afirma Ensler. Con la aceptación de la utilización de las mujeres como meras reproductoras, como fábricas de seres humanos, que es en lo que consiste lo que se denomina 'gestación por sustitución' o 'gestación subrogada', cada vez estamos más cerca de que llegue a ser una realidad la distopía reflejada por Margaret Atwood en 'El cuento de la criada'. Y eso no es vida para las mujeres ¿Constituye esto un problema para los hombres? No. Lo es para nosotras.

Es necesaria la concienciación de los hombres, pero no es suficiente para vivir las vidas que merecemos y deseamos las mujeres. Para eso necesitamos poder. Y, como decía mi querida Asunción Cruañes, elegida como diputada por Alicante en aquellas históricas elecciones de hace 40 años, "creo que al mundo le hace falta ese poder nuestro". Y eso se conquista, no nos lo van a regalar.