Del argumentario de la candidatura a secretario general del PSPV de Ximo Puig, llama la atención la idea de que si no sale elegido, su posición como president de la Generalitat se verá perjudicada. No es frecuente que un candidato manifieste tanta falta de confianza en sí mismo para pedir la confianza de sus electores. Quizá piense que el temor de los militantes le puede proporcionar votos, al culpabilizarlos, por elegir en libertad, de una tan supuesta como falsa debilidad al frente del Gobierno valenciano.

Pero él sabe, o debería saber, que su debilidad proviene de otros factores, entre ellos el de haber obtenido el peor resultado que el partido ha cosechado nunca en las elecciones autonómicas, de mantener al partido al margen de sus graves decisiones políticas, de no escuchar y no entender a los militantes, y, lo que es peor para un diligente político, de actuar de espaldas a la realidad.

Muchos socialistas, la mayoría en las pasadas primarias para elegir el secretario general del PSOE, ya no votan amedrentados o aleccionados, ni esperando recompensa. Votan al candidato que es capaz de ilusionar. Votan por la coherencia y la dignidad, no por las consignas del aparato de turno que actúa en función de los intereses del grupo que lo ha creado. En resumen, votan por un tiempo nuevo, en el que las tutelas y presiones pasen a formar parte del pasado. El militante socialista ya no es una anécdota dentro del partido. Ahora es el protagonista, y exige. Exige la revitalización del partido, que el partido vuelva a ocupar el espacio de la izquierda en la Comunitat Valenciana sin dejar de pertenecer al gran partido que es el PSOE. Exige transparencia en la elección de los candidatos a las instituciones. Demanda que esos candidatos sean verdaderos líderes, creadores de opinión en su sector, que conecten con las demandas de los ciudadanos, con solidez formativa y capacitados profesional y políticamente.

A pesar de que el proceso de primarias ha sido planeado desde la superestructura del partido en la Comunitat con el evidente objetivo de dificultar la participación de cualquier otra alternativa distinta a la del actual secretario general, Rafa García ha presentado su candidatura. Una propuesta coherente con la idea de renovar y dignificar las instituciones del partido, de recuperar el espacio de la izquierda que le llevo a apoyar a Pedro Sánchez. El candidato Rafa García representa la opción real de cambio para el PSPV, un programa adecuado a la realidad social de la Comunitat y que representa las exigencias actuales de la militancia.

Una candidatura alternativa que, pese a ser descalificada por la ejecutiva actual, tildándola de desestabilizadora, no pretende otra cosa que fortalecer y dinamizar una organización que, como cualquier militante mínimamente informado sabe, durante los últimos años ha estado hibernando, casi en estado catatónico. Abogamos por una dirección institucional y otra política, que en completa y total colaboración y coordinación, permita, de una parte, descargar las obligaciones orgánicas del president, que le permitirá dedicarse a tiempo completo a su tarea institucional, reforzando su posición presidencial, y de otra, revitalizar y poner en marcha una dirección política capaz de colaborar y ayudar a los cargos institucionales, así como de situar al PSPV en primera línea del mapa político valenciano.

¿Por qué ahora? Porque esta candidatura representa el cambio que necesita el PSPV para volver a ser el partido que elabore proyectos y políticas de izquierda, y que las lleve al gobierno, porque la militancia ha sido protagonista en las primarias del PSOE y debe seguir siéndolo en el PSPV, porque si ofrecemos a la ciudanía lo mismo que en las últimas décadas estamos condenándonos a la irrelevancia política. ¿Por qué Rafa García? Porque su proyecto es coherente con la ola de ilusión y cambio iniciada en nuestro partido, porque tiene la credibilidad de quien ha apostado por encima de cualquier cosa por un proyecto de renovación para nuestro partido, un proyecto de ideales y valores. Por todo ello es el momento y es la persona. Y con estas primarias tenemos la oportunidad de debatir, de construir un proyecto ilusionante y no podemos defraudar ni a los militantes ni a los progresistas de la Comunitat.