Lo que convierte un hecho en noticia es su relevancia, de acuerdo con un viejo precepto profesional. El otro día leí en mi medio digital favorito que la policía del Vaticano había irrumpido en una orgía homosexual con drogas que es otra forma de celebrar el World Pride, pues el Vaticano será un Estado pequeñito, pero es muy juguetón. El concepto de relevancia lo explicaba un veterano de Levante-EMV a un grupo de estudiantes de visita a nuestro periódico, con una imagen vaticana: "Si yo pillo un gripazo no pasa nada; si el papa se resfría, estornuda la cristiandad".
Así era el periodismo clásico: con su punto de lirismo. Ahora hay más dolores de cabeza empezando por el Vaticano y sus problemas sexuales (¡quién no los tiene!). Al principio, no me creí del todo la noticia de la orgía homosexual con drogas en el Vaticano, no sé, era demasiado redonda, algo así como las erecciones en una película porno, que tienen una duración anómala de todo punto. Hasta que la vi publicada en La Vanguardia y alumbró otro enigma: ¿Cómo es posible que en el siglo de las transmisiones instantáneas una noticia pueda tardar tanto en llegar a un medio impreso? Transcurridos unos días sigo el recorrido del hecho por toda clase de medios digitales (incluso en una web titulada Plumas Atómicas que no sé si serán mariquitas expuestos a la radioactividad), pero en pocos medios impresos, salvo Il Fatto Quotidiano, pero esos son rojos, proselitistas y romanos.
Es lo que me pasó ayer mismo cuando un amigo al que le pagan por sus pronósticos electorales y análisis varios me dijo que el Valencia CF va a ser sancionado por Bruselas con una multa de 20 millones por recibir ayudas directas e indirectas incompatibles con la libre competencia. Le pregunto "¿Desde cuándo lo sabes?". "Desde el sábado", me contesta, como si el genio profético pudiera ser, también, retrospectivo. "Pues yo no he visto nada en los periódicos", insiste este tribulete que, de todos modos y con carácter preventivo, lo hace saber para que no nos pase como con la orgía, que llegamos tarde: a la noticia, no a la orgía.
