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Previfoc político valenciano

Aplicando las modernas cámaras de termografía al paisaje político valenciano, la imagen que obtendríamos sería la de una pantalla incandescente con multitud de focos activos. Una proyección fiel de un panorama repleto de fuegos incontrolados que ni el bombero pirómano, ni el bombero viral, ni el bombero torero, ni el voluntario socarrat, ni la UME en forma de Ábalos y Maíllos puede refrescar. ¿Quién tiene la manguera -nos preguntamos- para reconducir la situación, acotar el avance de las llamas e impedir que el ecosistema político local se convierta en un paisaje lunar?

Bonig y Génova. No hay cortafuegos, ningún partido está exento de líos internos como para ir dando lecciones pero empezando con el PP, aquí hay muchos bomberos pirómanos. Es que el Sheriff Maíllo convoca a un encuentro con periodistas políticos en Madrid y sube el pan. De un desayuno off the record trascendió que Isabel Bonig no tiene la bendición genovita para ser la candidata a la Generalitat. «Nihil novum sub sole». Presumimos que la razón de tal desafección no sería tanto la posición ligeramente crítica de la presidenta regional del partido respecto a los presupuestos de Rajoy -que también- sino que, realmente, no «les acaba».

Rayo latente. La noticia de la SER conmocionó la sede de Plaza América justo cuando amainaba la disputa Bonig-Betoret. A propósito, se diría que quien alimentaba ese incendio para echar al de Vilamarxant ha cesado en su labor porque la paz coincide con la purga del expresidente provincial, que suma a esa condición la de rayo latente. Mientras tanto gobierna el partido la gestora de Rubén Moreno, «un marrón que quiero liquidar cuanto antes con un congreso». Pero ¿ha hecho bien los cálculos la regional del PPCV?

Català. A la diputada y exconsellera María José Català no le gustará que lo diga pero su partido la puso a lidiar con Mónica Oltra los duelos sociales parlamentarios como trampa saducea con el fin de que «se consumiera contra la vicepresidenta». Sin embargo el resultado no ha sido el esperado. La de Torrent se ha hecho un nombre en el debate con la vice -Oltra no es tan buena gestora como parlamentaria- y a Bonig le crecen los enanos porque se han limpiado a Betoret, sí, pero les han colado Català. Y no sé que es peor porque «con la chapa de la gestora se va a todas partes». Dicen hasta sus detractores que «a María José, le centras una piedra y te hace una chilena».

Fuego fallero. Incendio también en Compromís con las Fallas fusetiformes. Allí enviaron a Pere Fuset, el más listo de la clase a lidiar el asunto en un avispero hostil, al menos en sus élites. Algo blaverillo y nada aconfesional parecía idóneo. Pero la Junta Central Fallera es básicamente distópica y allí no cabe la Arcadia que persigue el regidor de cultura festiva. Ha meritado para ganarse el cielo pero lo fáctico y lo transversal no comulgan, por más que se rodee de kilates de talento y que ninguno de sus consejeros sea sospechoso de militar en las tinieblas, caramba.

Encuestas. Debo ser un ingenuo. Me confieso sorprendido por tanta jeremiada a cuenta de que se pregunte a los falleros por cosas de política, como algunos han denunciado. Porque las Fallas desbordan los casales y al ser más importantes que el orden público o los bomberos, son política. El entorno del concejal pagaría porque bajara el souflé porque cuando no son unas encuestas es un accidente laboral en su ámbito. Pere pena por ser un «strange in the paradise» pero también por la calidad de las plataformas que lo defienden, de Falange y de las CUP. Yo lo veo también como a un solitario «Braveheart» que al girar la cabeza ve como avanza un poco solo contra el enemigo.

Manual de crisis. Bien haría el líder in pectore de la formación -Vicent Marzà- en aconsejarle a Pere un paso atrás para mitigar el fuego porque sería una lástima para su futuro político echar a perder el camino recorrido por alimentar la llama con gasolina. Ha invertido mucho en congraciarse con los vicentinos, reconducir a la kale borroka fallera y hacerse perdonar por la Intifalla como para descoser lo cosido por equivocarse en la táctica. Fuset, Fira i vacances, home.

Viajes. El último fuego le quema a Mónica Oltra, Angelina Jolie en feliz acepción de Català. Siempre se ha viajado para evitar fiscalización parlamentaria y preguntas incómodas, y aquí más que la Piquer. Hubo comitivas presidenciales que acabaron en un Mc Donalds y otras que buscaron en Bruselas el arraigo institucional del que se carecía en casa. Ahora Oltra sufre en propia lo sembrado durante años. Primero diferenció entre bomberos buenos y bomberos malísimos contra quien no tiene escrúpulos en lanzar toda la armada mediática gubernamental. Ahora ve investigaciones legítimas y comisiones circenses. Oltra denuncia que la oposición quiere montar circos en las Cortes. Ya.

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