Un nuevo debate está surgiendo entre la comunidad educativa tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo que avala la educación diferenciada en centros concertados de Andalucía. En los centros de educación diferenciada, los alumnos y alumnas se forman y realizan los estudios por separado. La realidad es que la educacion diferenciada se da en varios países de Europa, en Canadá y en EE UU, y en diferentes sistemas educativos coexiste la educación diferenciada en centros mixtos. Ha sido y es un tema candente: defender el modelo coeducativo o el modelo diferenciado.

En la Segunda República se defendió el modelo coeducativo en la enseñanza, donde los niños y niñas debían formarse juntos, sin separación por sexos, conforme a un mismo programa aplicado a todos los niveles y grados de enseñanza. Con la llegada del franquismo se dio carpetazo a ese modelo coeducativo implantando el modelo único y exclusivo, tal vez como mecanismo de control social, de educacion diferenciada; si bien es cierto que en la ley de enseñanza primaria de julio de 1945 se permitió una escuela mixta, coeducativa en aquellas localidades donde la ratio de alumnado no excediera de 30 alumnos.

El modelo coeducativo en España tiene una vigencia superior a tres décadas, donde los niños y jóvenes de ambos sexos se forman y estudian de acuerdo a un mismo programa. Pero en estos últimos tiempos ha surgido con fuerza si debe prevalecer el modelo coeducativo o es conveniente revitalizar el modelo diferenciado, para algunos también llamado sexista o segregador.

Lo cierto es que tanto un modelo como otro deben tener en cuenta el artículo 14 de la Constitución: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión...». Y como ramificación figura lo que dice el 27 en relación a la educación: que «tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales». Es decir, no solo una educación en libertad, sino para la libertad.

Lo ideal sería que prevaleciera el modelo mixto, el coeducativo, pero dejando libertad para que los padres que lo desearan pudiesen adoptar para la educación de sus hijos la enseñanza diferenciada. Desde la óptica progresista tachan el modelo diferenciado como segregador y sexista afirmando que la igualdad debería darse por el mero hecho de ser persona, no por factores de sexo. Pero hay otras opiniones que reclaman una sociedad plural; en otras palabras, que si solo hay un modelo o una única opción, no se ejercería el derecho a la elección del centro educativo que deseen para sus hijos.

Otras opiniones se basan en su defensa del modelo de enseñanza diferenciada en que, si bien en educación primaria los perfiles madurativos entres niñas y niños no son tan significativos, en cambio en la pubertad y por extensión en la adolescencia los perfiles se van distanciando justificando que las niñas maduran antes que los niños y por tal motivo deberían recibir la enseñanza y la formación en ámbitos diferenciales. Lo importante es que tanto un modelo como el otro estén cimentados en la libertad de los padres y madres en elegir la enseñanza que deseen para sus hijos.