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La playa es urgente

En el asunto que llaman procés o consulta reclamo para mi el estatuto de no creyente, el más difícil de obtener en un país de fanáticos y misioneros, de trincheras y milicias de partido. Salvo en los errores juveniles que no producen descendencia, los divorcios nunca son pacíficos ni tranquilos, sino amargos y llenos de reproches. La independencia es la espuma de un ascenso de la ferocidad pues la violencia constituye al estado y es su misma y paradójica alma: solo la fuerza garantiza la validez de la ley. Es algo que hay que recordarle a la sonriente muchachada un poco a lo Gandhi (algunos con los ochenta bien cumplidos) que dicen que sólo se trata de votar, es decir que aún no saben que el sexo da gusto, pero que no es un juego, como decía aquel anuncio.

También como ocurre con los divorcios, la economía de cada una de las partes de un Estado roto rara vez mejora para los interesados, es decir para los trabajadores que, a la fuerza, se agarran a alguno de los fragmentos, a los restos del naufragio: otro motivo suficiente para oponerme, soy un malvado empírico sin principios. Quizás me perdonen si cuento una historia divertida. Artur Mas, informado, sin duda de los que llaman «malos datos económicos», testigo de la agitación callejera que siguió al atraco organizado que llamaron crisis, temeroso de los efectos que sobre su propio porvenir político tendrían las corruptelas que implicaban a gigantes y cabezudos de su partido, decidió lanzarse a la aventura, es decir llenar sus velas con el viento de cierta apariencia revolucionaria que soplaba en las calles. Hay que entender al señor Mas: bajo un cielo de plomo en el que sólo parecían moverse tironeros y chorizos, él tenía la posibilidad de ser el padre de un pueblo. Moisés con corbata y sin despeinarse ni apilar adoquines. La Comuna en placebo. Muchos picaron.

Y eso fue «l´origen de tot plegat» por lo que se refiere a uno de los bandos. Otro día les cuento del contrario, porque no se trata de ver quién tiene razón, sino de impedir que nos vengan con monsergas, apremios y emplazamientos. Solo la playa es urgente.

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