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Tren articulado

Aún una ojeada sobre la llamada cuestión territorial con el tren como pretexto. Mariano Rajoy, que sólo reacciona como las patas de rana, con una buena descarga eléctrica (su poder sedante quizás sea bueno en estos tiempos, no sé), ha tenido que poner fecha para el tren de ancho europeo que irá de València a Castelló: 2020. Resulta alarmante, por no emplear una palabra más fuerte, que la autopista (de pago y privada) que hace medio siglo ya vio un corredor mediterráneo de asfalto entre Murcia y Girona, muy rentable, no tenga aún su correlato ferroviario y el AVE haya llegado, antes, incluso a sitios tan presurosos como León, donde digerir el botillo y los chorizos ahumados lleva su trámite. Y es que los trenes, como las leyes, vienen articulados.

Normalmente, un político desea tener votos. A no ser que se le cruce el dogma. O el ansia de poder por encima de la articulación de los territorios. Muy burro se tuvo que poner Josemari Aznar para conseguir que incluso el dócil Francisco Camps reclamase el Corredor Mediterráneo (se lo reclamaba a Zapatero, claro, con Aznar no era tan hombrecito), que Ford España tuviera que amenazar con irse del país si no le ponían un tren en condiciones hasta la frontera y que, por primera vez, desde la última glaciación, que las amenas patronales entre Almería y l´Empordà, pasando por Almussafes, reivindiquen el Corredor Mediterráneo para personas y mercancías. La alternativa de Aznar fue el muy mentado eje de la prosperidad, un engrane de satrapías, entre Madrid y Palma, pasando por València (y Alicante), trufado de gúrteles, comisiones, depuradoras impuras, ayuntamientos al gusto, putas gratis y agua (recalificaciones) para todos.

A toda ideología, por disparatada que sea, le llega su momento si se le da la oportunidad de fracasar (este principio vale para casi todo). En 1978, salvo el partido del profesor Josep Guia, nadie pedía la unión política de Valencia y Catalunya. De todas modos la prohibieron en la Constitución: por si las dudas. Y las tuvieron alejadas por tren: como las medicinas de las criaturas.

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