Resulta excesivamente lenta la forma en que evoluciona el municipalismo. Temeroso de avanzar, camina pisando con pies de plomo para que los hermanos mayores, autonomía y sobre todo estado no vayan a cortarle las alas.

La interiorización de esta manera de pensar se ha agudizado con el temor, anclado en las mentes de los nuevos gobernantes, a meter la pata en las decisiones cotidianas, no digamos ya en las decisiones de calado o de largo alcance.

Por todo ello, gestionan mirando a Madrid fundamentalmente, empeñados en intentar salvar una imagen falsa, extendida a fuerza de repetirla hasta la la saciedad, desde los primeros tiempos de Cristóbal Montoro, según la cual el mayor despilfarro público se da en la Administración Local, y ello a pesar de ser algo desmentido constantemente por los datos oficiales y extraoficiales.

Pero también, obsesionados con la idea de no repetir la amalgama de irregularidades que criticaron en su día a los anteriores gobernantes. Y en esa obsesión siguen empeñados en no tomar decisiones que no vengan avaladas por los técnicos. Dejando con ello en manos de funcionarios y funcionarias la responsabilidad de tan altas decisiones. Ni tanto, ni tan calvo. Estas posiciones solo llevan al inmovilismo, a la paralización o en otros casos a realizar pocas medidas de envergadura, una especie de conservadurismo no deseado que acaba imponiéndose ante los temores que se arrastran.

Así, hablando de las relaciones entre la Federacion Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) y los sindicatos, prácticamente desde que en 2015 cambió la dirección no ha habido ningún acuerdo que ponga de relieve un cambio de rumbo, más acorde con los tiempos. Tenemos pendientes asuntos muy importantes para el conjunto de entidades locales, como los desarrollos pendientes del II Acuerdo-Marco, su extensión a todos los municipios, grandes y pequeños, los acuerdos en materia de cláusulas sociales, el desarrollo de propuestas en materia de carrera profesional, y no digamos ya la posibilidad de abordar nuevos compromisos de futuro en materia común a todo el ámbito, como pudieran ser las ofertas de empleo público unificadas, coordinadas, a la garantía de un funcionamiento interadministrativo de la movilidad voluntaria de personal, etcétera.

No es posible abordar todo lo que deberíamos si no hay un poco de audacia, atrevimiento. Nosotros desde CC OO estamos por la labor. Siempre nos hemos caracterizado por estar ahí, en vanguardia y no lo vamos a ser menos ahora que hay que pasar a la ofensiva recuperando derechos e inaugurando nuevos retos. Pero hace falta que la contraparte comparta estas inquietudes.