Dudo que sea demasiado popular en nuestros días la historia de Orígenes, un cristiano primitivo de ascendencia romana considerado pilar del cristianismo. Supongo que en honor a él arrastramos la etimología de la palabra, o tal vez no, pero en pocos casos como en de este auténtico pater se le pueden aplicar términos como pionero o primigenio. El barbado señor Orígenes (Adamantius se apellidaba) rivaliza con Santo Tomás o San Agustín como padre de la teología cristiana, ahí es nada.
Un auténtico exegeta, un erudito con su toque personal por así decirlo. Tendría sus defectos, no lo niego, pero pese a ser un sabio tan antiguo renegaba a conciencia de conceptos un tan poco sostenibles científicamente para la iglesia como la reencarnación. No resulta extraño pues que la iglesia renegara iracundamente de la doctrina de Orígenes en el Concilio de Constantinopla. Hasta el mismísimo Calvino le desautorizó a grito pelado porque la doctrina de Orígenes era muy del libre albedrío. O sea que en absoluto estamos predestinados ni nada por el estilo.
He apreciado algunas destacadas vueltas a los orígenes esta semana en sendos movimientos televisivos. El retorno más aplaudido en las redes sociales ha sido el de «Se Lo Que Hicisteis» a partir de un tuit del que fuera su presentador, el cómico Ángel Martín «¿Os imagináis que volviera SLQH once años después? ¿Volvemos o qué?». El revuelo llegó a ser «Tending Topic» y aún fue mayor cuando contestó Patricia Conde diciendo que por supuesto, si quiere y que sería muy divertido. Finalmente Ángel lanzó el reto a la Sexta: ahora sólo espera que la cadena lo vea y que el programa vuelva. Que yo sepa no se han manifestado desde AtresMedia pero quien sabe si lo están pensando.
Desde luego SLQH tuvo el desparpajo y la originalidad que otros programas de la hora de la siesta no han conseguido igualar. Aún queriendo repetir la fórmula colorista, ácida, crítica, cómica de analizar la actualidad tengo para mi que las copias (programas inspirados, vale) no han superado el original. Orígenes gana de nuevo.
Cuatro anuncia otro retorno añorado, el concurso «Password». Un formato magnífico, astuto, ágil conducido con irónico magisterio por quienes fueron sus dos presentadoras en etapas diferentes: Luján Argüelles y Ana Milán. De nuevo un retorno a los clásicos.
Más que una vuelta a los orígenes, un pretendido renacimiento. Era de esperar tras el humillante show que protagonizó Ángel Garó semanas atrás. Una exposición pública que procuró al prójimo vergüenza ajena (ya que de la propia el mismo Ángel parece carecer) y a «Sálvame» horas de máxima audiencia. Lo que ha sucedido ha sido una propuesta de los de Vasile a Garó para que protagonice cada jueves uno de sus monólogos.
No he visto a Ángel, me produce una mezcla de nostalgia y melancolía recordar sus personajes: Chikito Nakatone, Juan de la Cosa, Maruja Jarrón. Me cuenta Josep Lozano, un amigo de Ángel de los de verdad, que fue su descubridor cuando Garó era un joven cómico muy prometedor que actuaba en los cruceros. Allí fue donde Lozano le propuso que se dejara de imitaciones y creara sus propios personajes. Fueron fulgurantes destellos de una estrella que brilló en el mítico Un, Dos, Tres como nunca hizo después.
A Ángel le ocurrió como les pasa a las Supernovas, cuando los electrones degeneran se produce en su interior una incontenible explosión termonuclear y se colapsan.
A veces pasa esto cuando se vuelve a los orígenes.
