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El campanario que tañía por el buen parto

La campana «María», la mayor del campanario del Convento del Carmelo Calzado en Valencia, «es la que suele tocar quando las mujeres van de parto, con el fin de que los fieles rueguen para que salgan de aquel peligro, no porque el sonido de la campana tenga de por sí alguna virtud para facilitar, o felicitar el parto», relataba el P. Maestro Carranza en su «Cathecismo».

Cuenta Antonio de Orellana que «La que era campana mayor de la torre, o campanario de dicho estaba mixturada con metal de la campana misma, que sirvió de pavellon a la imagen de Nuestra Señora Morenita mas de 600 años». Una antiquísima tradición refiere que en tiempos de la invasión sarracena la imagen de la Virgen conocida por la Moreneta del Carme para salvarla de su destrucción fue escondida fue soterrada bajo una campana «y quiso ser descubierta por el milagroso medio de sonar una campana bajo de tierra en el mismo sitio donde hoy se venera, y es capilla dedicada a la Virgen del Carmen desde el año 1783».

El campanario de la Iglesia del Convento Carmelitano, cenobio robado a la fuerza al Carmelo por el Estado en tiempos de la Desamortización de Mendizábal, lleva cinco años de vergonzante luto por la desidia e insensibilidad del Ayuntamiento y la Conselleria de Cultura. El día 28 de junio de 2012 una pequeña piedra se desprendió del campanario de la iglesia de la Parroquia, hoy de la Santa Cruz, cayendo al expropiado claustro hoy Museo perteneciente a Conselleria.

Los bomberos vieron el desperfecto, sanearon las cornisas y una malla protectora que cubrió la parte superior del campanario, un velo de luto que afea tan precioso monumento. El Ayuntamiento (PP) le pasó una factura a la Parroquia de 8.492,55 euros por la intervención de los Bomberos y gastos de material. El asunto fue llevado a los tribunales, pues no se sabe quién ha de pagar al entrar en conflicto la Generalitat con la Iglesia.

El profesor Jesús Peris Llorca a finales del pasado año escribía: «Este julio las fiestas de la Virgen del Carmen volvieron a celebrarse bajo un campanario velado. Que sea el último año que esto suceda. Esperemos que el año próximo la torre vuelva a presidir nuestro barrio, nos salude cuando salgamos de casa por la mañana y nos vea regresar dándonos la bienvenida de regreso a casa; que sea el testigo de nuestra vida cotidiana y de nuestras fiestas; que vuelva a ser el campanario de ese pueblo encajado en el centro de la ciudad que es nuestro querido Barrio del Carmen. O al menos que se hayan iniciado ya las obras de su restauración definitiva. Y creo que no vale que unos se escuden en los otros. Esa malla de la vergüenza debe desaparecer».

El conjunto monumental del antiguo convento del Carmen fue fundado en 1280, por carmelitas llegados de la parte hoy francesa de la Corona de Aragón. Cuenta Julián Esteban Chapapria que «La parte más antigua conservada es de finales del s. XIII o principios del XIV: el refectorio y el aula capitular, sobre ambos se instalará el dormitorio, el claustro gótico finalizado en el XV, y una parte de la iglesia actual que era la primera iglesia gótica del convento. Durante el s. XVI, dos son las obras más importantes: la sacristía y un segundo claustro, el llamado claustro renacentista. Tras la desamortización de Mendizábal, se fracciona el convento; la iglesia, capillas de la Comunión y del Carmen con la torre-campanario, constituyen la nueva parroquia de la Santa Cruz, y en el resto de dependencias conventuales se instala desde 1838 el museo Bellas Artes y la sede de la Academia de Bellas Artes (1848).» Tal vez el problema a resolver esté aquí, quien ha de pagar y quién ha de restaurar.

Desde 1983, el convento es de la Generalitat, que comenzó a restaurarlo por partes. Si cenobio, iglesia y campanario conforman una unidad arquitectónica, un conjunto monumental, habrá que hacer una actuación arquitectónica armónica y total. No se puede abandonar la mitad, la maravillosa portada de la Iglesia trazada por Sent Mertí, retablo de tres cuerpos del s. XVIII, y finalizada por Leonardo Capuz y el remate del campanario de Juan Bautista Mínguez, precisamente el que llena de vergüenza ajena al barrio del Carmen.

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