Damià Mollà, era -como me dice Alfonso Alonso Barcón al comunicarme la triste noticia- uno de los nuestros. Desde que lo conocí forma parte de aquella familia ampliada que formamos con él, Carmen Alborch, mi mujer Amparo Lluch, y yo mismo, desde que nos encontramos en aquellos pequeños apartamentos, que teníamos hace más de 40 años, donde el Hotel Renasa. Nuestras puertas siempre abiertas, una al lado de la otra, la de Damià y Carmen, con una simpática nota en forma de cómic, «Truqueu amb el puny», obra del colega sociólogo de Damià, Josep Vicent Marqués. Ambos compartirían profesión y militancia, publicarían en Ruedo Ibérico, con el pseudónimo de los agermanados Vicent Peris y Guillem Sorolla, el análisis de la situación política del País Valenciano, y como Germanía Socialista, llevarían a cabo diferentes acciones en favor de la democracia. En su casa, entre gazpachos y risas los encuentros se sucedían, mientras la tesis doctoral de Damià, con la ayuda de sus cuñados Vicenta y Javier Frías, iba avanzando. Llegado el verano nos reencontrábamos en Eivissa, en cala Xarraca, con Eduard Mira, también cuñado suyo, entonces profesor en la isla y con quien más tarde, en 1986, compartiría el éxito del Premi d´Assaig Joan Fuster, Premi Octubre, con De impura natione: el valencianisme, un joc de poder. Nuestra familia ampliada, se iría incrementando con otros buenos amigos y frecuentamos Bocairent, donde bajo el «cirerer» de casa de Damià, disfrutamos de su acogida. Allí Maite Miralles, premiada pintora valenciana, hoy en el «Teatro la Estrella», le hizo un hermoso retrato donde la figura de Damià, resaltaba entre el ropaje de su habitación. Más tarde, ya en 2011, pudimos acompañarlo cuando hacía donación de su biblioteca particular a la Biblioteca Municipal de su pueblo, Bocairent. Damià, era sensible, accesible, discreto. Su ausencia reciente a los amigos se nos hacía difícil de llevar. Con José Enrique Silla, también familiar suyo, tratamos de recuperarlo para las actividades del club Jaume I, al que pertenecía, pero retraía su presencia en los últimos tiempos. Lamento no haber podido expresarle recientemente el cariño que por él sentíamos, que en varios momentos traté de hacerle llegar. Me pregunto el porqué no llegó a resultarme posible. Su ausencia nos será difícil de llevar. Su figura la llevamos muy presente. Es cierto, que con Damià Mollà se ha ido uno de los nuestros. Y también de nuestro tiempo. Mi sentimiento de pesar lo comparto con toda su familia y con todos los amigos que lo quieren.