La nueva Ejecutiva del PSOE acaba de lanzar el eslogan «Somos la izquierda», intentando arrebatar esta parcela ideológica a Podemos. Pero en España actualmente no caben dos partidos de izquierdas. Esto lo vive IU, que a pesar de sus cambios de ideología y siglas sigue de capa caída. El problema del PSOE es que no basta con decirlo; hay que conseguir que la gente se lo crea y eso es muy difícil al intentar competir con Podemos, que lleva la voz cantante en agresividad, iniciativas y desafío constante al poder obligando a seguirle como acompañante forzado a un PSOE que busca refugio en la abstención. Y la indefinición debilita.

Se comprende que Pedro Sánchez esté gozoso de su poder tras los 80.000 votos conseguidos en su partido. Pero eso no es nada en relación con los 36 millones de censo de votantes, que es la realidad electoral de España. Debe recordar que el PSOE no pasaba de los 120 diputados hasta que Felipe González se dio cuenta de que había miedo a la radicalidad de un PSOE marxista que recordaba al 36. Por ello, en el congreso extraordinario de 1979 deslizó el partido hacia la socialdemocracia, que representaba a un nuevo partido de centro-izquierda, con el reconocimiento de la iniciativa y la empresa privadas en colaboración de lo público. Lo dijo al volver de China: «Gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones». Y así ganó y gobernó por 13 años. Sin embargo, Sánchez vuelve a las andadas radicalistas que tanto anhelaban los nostálgicos del socialismo marxista y ahí se la juega ante Podemos, que lo barrerá, porque es un especialista en ese terreno.

Además, a ello ha sumado dos grandes errores. Uno dando la presidencia del partido a la mayor enemiga de la Comunitat Valenciana (¿qué opinó al respecto José Luis Ábalos?). La que nos quitó los trasvases, nos llenó de desaladoras inútiles, nos quitó la financiación para la presa de Vilamarxant destruyó el deseado trasvase Júcar-Vinalopó en Cortes y se dedicó a combatir nuestro urbanismo de costa. Y el otro error, la elección de su portavoz en el Congreso. Porque, o no hay ningún diputado socialista capaz de desempeñar con preparación y garantías ese cargo, o a la portavoz le da grima y no es capaz de integrarse en el partido que dirige, dando la impresión de una okupa parlamentaria. Al menos, que expliquen lo incomprensible.

Y para acabar, al leer el nuevo eslogan socialista me ha venido a la cabeza lo que decía Ortega sobre las ideologías: «Ser de la derecha es como ser de la izquierda, una de las infinitas maneras que el hombre escoge para ser un imbécil; ambas en efecto son una forma de hemiplejia moral». Lo decía Ortega, no yo. Y es que leer sirve para algo.