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Jugando con las palabras

De un lado estaban los políticos manipulando el lenguaje y manejando los eufemismos, con auténticos creadores de sentido, para envolver maniobras ideológicas de toda laya. De otro, la Real Academia Española de la Lengua tratando de fijar y dar esplendor. Como la lengua hablada no tiene muros, ni compuertas y sufre todo tipo de variaciones, la institución se ve desbordada y su famoso diccionario va engrosando con nuevos aportes.

El más reciente y que ha obtenido más eco es el de admitir una nueva forma de de formar el imperativo del verbo ir. Y este idos ha levantado olas a ambos lados del Atlántico. Hay académicos que se han llamado a celebrarlo porque parecía un signo de modernidad y de oído a la evolución (más en las redes sociales que en los libros, donde parece toda una rareza). Otros les recriminan que no sigue ninguna regla. Porque si algunos usaban el iros ahora se puede hacer uso de ambas formas. La verdad es que para ser pleno verano y la ola de calor apretar mucho, ha merecido muchos comentarios esta decisión salomónica. Como tengo amigos a los que les tira mucho la observación pertinente del lenguaje hablado y escrito (y en especial de las traducciones, que es donde sangra más por las costuras) apuntan que ellos preferían irse a por otra forma de expresarse y decían marchaos, que tiene gracejo popular. Lola Flores, que tenía mucha autoridad y ni dudaba en ejercerla en situaciones de excepción, dijo aquello de «si me queréis, irse». Nada de idos ni iros. Siempre hay una salida en este acervo popular.

Puestos a inventar esta semana, Irene Montero, que es diputada de Unidos Podemos y portavoz en el Congreso, soltó, tras la reunión con el equipo del PSOE, lo de «interlocución preferente» entre ambos partidos. Lo consideraba como un desiderativo para tener actividades conjuntas y para establecer una comunicación fluida entre las dos formaciones de izquierda, que buscan un mismo fin, pero que tienen un orden distinto de prioridades. No es que ella o los otros dos portavoces al alimón fueran muy explícitos, no parecían muy a gusto y lo dejaban en generalidades, con lo que las dos horas y pico de reunión no resultaban muy fructíferas a las primeras de cambio.

Todavía supo sacar menos partido Margarita Robles cuando trató de explicarlo desde el ángulo socialista y marcó primero distancias sobre el referéndum en Cataluña y en otros temas, como el nuevo asalto para una moción de censura a Mariano Rajoy. En 24 horas hubo marejadilla al presentar los podemitas una iniciativa que no habían consensuado. A eso se llama desafinar o apretar las tuercas y acelerar la marcha.

Y como todos entran en este juego con las palabras y hay un cambio del callejero urbano que comienza a hacerse efectivo, ya hay quien se pregunta quiénes eran estos Jurats que sustituyen a la Virgen de la Cabeza (supongo, la gesta del santuario de la virgen, en la Guerra Civil). ¿Se refiere a los jurats de la ciutat? Tal vez. Y no a los miembros de un tribunal. Y no creo que a los síndicos de las acequias o a los miembros del Tribunal de les Aigües. Como no hay carta explicatoria, pero ya va en los recibos de entidades, son muchos los que se lo preguntan.

Es un juego arriesgado, siempre, más que jugar con las palabras, son las palabras las que nos ponen en juego.

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