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Banderitas de verbena

Enterrábamos a mi primo Pepe Cardo, verano de estampas intemporales y ciclos largos. Este fue el ciclo de una vida cerrado un lunes, que es día de realidades, y nada tan intemporal como morirse que dicen que es para siempre y hay razones para creerlo. En el Perelló teníamos nuestro condominio agitanado -Les cases de Cardo- y allí pasábamos los críos y los adolescentes de cuatro familias, más alguna sobrevenida, dos meses de enajenación, de ausencia y huida: sin clases, ni aun de repaso. Sin libros ni compañeros de curso. Asilvestrados. Dos meses: nada se me hace más duro que tomarme vacaciones de mi mismo y me aburría de un modo letal. Ahora se considera el aburrimiento como una especie de maltrato, pero es una escuela de deslumbramiento.

El deslumbramiento bien, gracias: lo pone el cielo. Un ángel flamígero se ocupa del pirograbado de las cúpulas azules y gloriosas, mientras estallan los rojos tomates y el pueblo soberano se espatarra en la arena frente al mar latino, eso no ha cambiado, y las hadas, locas de calor, se transforman en libélulas. Tú las lanzas como drones y ellas cartografían el país de Nunca Jamás. Descubrí muy pronto la belleza (por ella iré tan lejos como haga falta) pero, sin mis amigos, jadeaba, tardaría mucho en aprender, un poco, a disolverme: yo era el pequeño acostumbrado a ser, a recibir atenciones de todos.

Salgo al arrozal por el camino de la Montanyeta dels Sants. Cuadrillas de jornaleros escardan los campos, tapados hasta la cresta para protegerse de un cereal que muerde y pica. El canal viene preñado, con el cajero a reventar, y en las bocas de las acequias montan guardia las garzas reales. Sólo he visto pasar corriendo una polla de agua. La fauna, adentro por el calor, humidificada y metida de patas en el légamo de la sabana arrocera. Mi primo Pepito. Todos éramos primos, entonces. Una nación de primos. Con ellos descubríamos la guerra, el mundo, las noticias. Y con las primitas, los primeros estremecimientos de la carne, con poca carne y muchas banderitas de verbena.

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