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Autoridad sin límites

En plena escalada de la sospecha por alta traición por su connivencia con el Kremlin, Donald Trump se ha otorgado por medio de un tuit el poder absoluto de perdonar los delitos. También los propios. No ver los límites de su autoridad es uno de los grandes temores que inspira este personaje desde el primer momento, expresarlo con la mayor naturalidad denota su mala catadura y hasta donde está dispuesto a llegar en el ejercicio del poder.

Los presidentes de EE UU han tenido hasta ahora la facultad de indultar a otros ciudadanos por delitos federales. Lo que nunca se había visto es a uno que entendiese que esa facultad le permite perdonarse a él mismo. También es cierto que ninguno hasta el momento se había visto en la tesitura de ser el principal sospechoso desde el minuto uno, con la excepción de Frank Underwood (Kevin Spacey) en la famosa teleserie "House of Cards". A Underwood lo hemos dejado al final de la quinta temporada con la frustración de esperar un perdón que no llega por parte de su mujer, Claire (Robin Wright), después de una tortuosa tentativa fracasada de mandato.

Más tarde o temprano Trump caerá en un conflicto de interés y probablemente en la destitución. Pero mientras eso ocurre y no, ha decidido saltarse todas las barreras que delimitan el poder presencial mientras acusa al FBI, a la prensa y al sursuncorda de compincharse y atacarlo con filtraciones sobre los asuntos que le delatan. Como todo esto le resulta un juego donde no existen las reglas, el pudor lo desconoce, hace no mucho acusó también al New York Times de desbaratar una operación militar de EE UU para matar al terrorista Al Bagdadi. La acusación, increíble, no se sustancia en nada pero él la lanza, también por tuit, de la misma manera que promociona su despreciable absolutismo. Qué tragedia para la humanidad.

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