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La mayor cárcel de periodistas del mundo

El ex director del diario Cumhuriyet, el más antiguo y de mayor prestigio de Turquía, seguramente no exagera al calificar la situación que vive la prensa independiente en su país.

"Turquía se ha convertido en la mayor cárcel del mundo para los periodistas", ha escrito Can Dündar, en una columna publicada en el diario muniqués "Süddeutsche Zeitung".

Dündar, que vive actualmente en el exilio en Alemania, fue detenido en noviembre de 2015 después de que su periódico publicara fotos de un supuesto envío de armas turcas a Siria.

En mayo del año siguiente, sufrió un intento de asesinato durante una pausa en el juicio que se seguía contra él en el palacio de justicia de Estambul, donde fue condenado ese mismo día a cinco años y diez meses de cárcel por "filtrar secretos del Estado".

Según la justicia turca, Cumhuriyet ha actuado en más de una ocasión como defensor de grupos extremistas militantes kurdos e izquierdistas y dado apoyo al movimiento que dirige desde EEUU el clérigo Fethullah Gülen, al que el Gobierno de Ankara culpa de la intentona golpista de hace un año.

Tras aquel golpe frustrado, la policía se presentó de madrugada a las casas en las que vivían trece periodistas además de directivos, colaboradores y personal administrativo de ese medio y, tras registrar sus viviendas, se los llevó a la comisaría.

Después metieron en células individuales a los diecisiete detenidos sin que se les ofreciese explicación alguna. Tuvieron que esperar 151 días hasta que por fin pudieron escuchar la acusación de que eran objeto: apoyo e incitación a organizaciones terroristas armadas.

Una de esas organizaciones es el PKK, el Partido de los Trabajadores Turcos, el mismo con el que el Gobierno de Ankara estuvo negociando hace tres años una posible paz. La otra, el movimiento de Gülen, que colaboró durante diez años con el propio Gobierno, como denuncia hoy Dündar.

Y ¿qué pruebas esgrime el Gobierno de Erdogan? Informaciones críticas, entrevistas, tuits y columnas de opinión. En una palabra, explica el ex director del periódico: "Fueron acusados de periodismo".

Y, como denuncia Dündar, si el país fue objeto de una intentona golpista el 15 de julio del año pasado, cinco días después, fue víctima del contragolpe de Erdogan. "En lugar de una junta militar, tenemos un Estado policial".

Tras aquel golpe frustrado, el número de periodistas detenidos pasó de una treintena a 120, y en este momento Turquía es "la mayor cárcel de periodistas del mundo".

La prensa turca está casi en su totalidad sometida al poder y, como explica Dündar, "salvo un par de excepciones, apenas hay medios que critiquen lo que ocurre en el país".

"Un periodista detenido es un rehén con el que se trata de silenciar a los periodistas aún libres. Es lo que se pretende hacer también con Cumhuriyet, uno de los últimos baluartes de la prensa libre", denuncia su ex director.

Y ese país, decimos nosotros, sigue siendo nuestro aliado militar y con él colabora también la UE en materia de refugiados. "Vergogna!" (Vergüenza), que diría el Papa Bergoglio.

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