Últimamente ando pensando lo siguiente después de «The Missing», una de esas joyas fabricadas por la BBC y otro alarde de maestría serial británica, que a mi parecer, es muy difícil de igualar en la basto catálogo de ficción que nos rodea. El drama familiar sobre la desparición de un pequeño en un pueblo de Francia, lo he devorado en el sofá, cuando acaba el día, la pantalla y yo, porque ese es mi momento.
Esta semana tuve en el espacio que presento en esta casa, una enriquecedora conversación con el alcalde de Valencia Joan Ribó. En la charla intenté conocer un poco más a la persona que hay detrás del alcalde que en su caso me resultó entrañable y fácil de encontrar. Le pregunté por ese momento placer del sofá y me confesó que además del «esmorzaret», a base «d'olives, cacaus i entrepà», es el reposo en el mueble rey del salón, el mejor final crepuscular para quien gobierna la tercera ciudad de España.
Eso sí, sus sentidos se concentran en pasar páginas de una novela que si es histórica y de viajes mejor. Lo prefiere antes que la pequeña pantalla donde me aseguraba, sólo captan su interés los espacios informativos.
Y pensé sin hablar que tenía razón, hacía bien, porque quitando de mis queridos Netflix y PrimeVideo, el panorama del estreno catódico veraniego, resulta bastante decepcionante. Lo más entretenido ha resultado ser la declaración de Rajoy en la Audiencia Nacional, mucho más que «Made in Spain» y «Me lo dices o me lo cantas», porque estos últimos programas si que son de juzgado de guardia.
Tan sólo pude aguantar unos minutos a estas versiones del s XXI de «Moros y Cristianos» y «La parodia nacional», los suficientes para animarme a escribir estas lineas, coger impulso para apagar y abrir un libro. Más allá del invierno, de Isabel Allende y gracias tele generalista del verano, porque en esas páginas estoy...
