Los incendios forestales de este verano están sacando a la luz algunos problemas estructurales pero, sobre todo, mucha demagogia. En el incendio que tuvo lugar en la Comunidad Valenciana ya se hizo famoso el bombero que echaba la culpa de todo a los gobiernos en manos de ecologistas que no hacían bien su trabajo como, según parece, sí se había hecho antes. En el incendio de Yeste los ecologistas vuelven a recibir buena parte de la culpa por no dejar, según algunos, que se hagan cortafuegos que frenen los incendios. Pero cortafuegos, radicales, campos casi arados en los que no brote nada para que nada arda. No debe importar la riqueza biológica de aquello que no sea un árbol. En Portugal también se han insinuado cosas parecidas. Como ya comenté, en un barranco del norte de la provincia de Alicante, con agua todavía gracias al lluvioso invierno, se había procedido con ese estilo, arrasando toda la vegetación de ribera en el cruce con un camino no con desbrozadoras, con excavadoras que todo lo arrasaban. ¿Cómo hemos sido tan tontos?, la mejor forma de evitar los incendios forestales es que no haya superficie forestal, los desiertos no arden, no pueden arder. Cada vez que veo imágenes de mi pueblo hasta mediados de siglo XX compruebo que apenas hay superficie forestal, todo está «limpio», desbrozado, «anti natural», cultivado, con algunos pequeños reductos de bosque mediterráneo. En esas circunstancias el fuego era un aliado en el control de la vegetación, los cultivos y los montes desbrozados hacían de cortafuegos y era raro que se quemaran grandes extensiones. Ahora estamos sobre un inmenso polvorín, la superficie forestal, léase sobre todo el espacio cultivado abandonado, crece sin control, sin ninguna administración que lo pueda gestionar, ni tampoco que pueda ni quiera apoyar a los habitantes del medio rural que se la gestionaba gratis. No hay más incendios pero los que hay se extienden mucho más. Con la Xylella lo mismo, la solución es arrasar las parcelas, por si acaso, da igual que la bacteria ya haga tiempo que esté, que, con toda probabilidad, ya se haya extendido, la solución ha de ser drástica, eliminar lo infectado pero también todo lo que hay alrededor en un amplio cordón de seguridad. No estoy seguro de qué es mejor pero sí lo estoy de que todo se simplifica en exceso.