Mucho se ha hablado de la idea, por parte de Podemos, de constituir un sindicato afín, similar a lo que ocurre entre PSOE y UGT, diversas formaciones de inspiración comunista (en abecedario contemporáneo) y CC OO o entre Compromís y la Intersindical o el PP y la CSI·F. Es evidente que están en su derecho. La correa de trasmisión sindicato-partido ha funcionado perfectamente, sobre todo en los sindicatos que se autodefinen de clase.

En octubre del 14, y a instancias de Paco Torrico, Ángel Ferrer, Félix López, Santiago Guijuelo y Manuel Castro, con implantación en Iberia y en los ayuntamientos de Madrid y Velilla de San Antonio se sentaron las bases de Somos Sindicalistas. El lugar elegido: un hotel de Azuqueca de Henares en Guadalajara. El Círculo de Sindicalistas, dentro de Podemos, inició la aventura.

Desde entonces hasta ahora la implantación de Somos Sindicalistas ha sido lenta y poco esperanzadora. Tal es así que en la Comunitat Valenciana su presencia es testimonial y en el listado que la Dirección General de Trabajo y Salud Laboral, a cuyo frente está la socialista y antigua diputada Cristina Moreno, ofrece periódicamente, ni uno solo de los representantes reflejados pertenece a Somos Sindicalistas.

Sin embargo, si nos fijamos en la CGT, heredera de la mejor historia del anarcosindicalismo que representó la Confederación Nacional del Trabajo, observaremos un leve incremento en su representatividad: a 31 de diciembre de 2016 tenía un 1,82 % de los 27.445 censados equivalentes a 500 representantes. Exactamente, 54 en la función pública y 446 en la empresa privada. A 31 de junio del 17, la posición de CGT se eleva a 523 representantes y un 1,9 % de los 27.489 contabilizados, 54 de ellos en la función pública y 469 en las empresas privadas.

En fechas recientes los preavisos nº 149 y 178 de este año, anticipaban la celebración de elecciones en el Grupo Parlamentario de Podemos de las Corts. En ambos casos, con 8 y 13 trabajadores, respectivamente, los trabajadores elegidos como delegados de personal pertenecen a CGT. Es evidente que para el caso de Valencia, el sindicato de Podemos no es Somos Sindicalistas y sí CGT, organización donde el asamblearismo que los trabajadores de Podemos practican es más fácil de realizar y más ajustado a su ideología.

Son datos anecdóticos pero que apuntan a que Podemos, organización plural donde las haya, con tantas confluencias como personas, en la Comunitat Valenciana se mueve mejor en el seno de CGT que en CC OO, UGT, la intersindical o la CSI·F. Estos son los datos.