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La especial devoción por los Cristos denota los pueblos que fueron más muslimes

La geografía de la religiosidad popular valenciana con una especial devoción por un Cristo Crucificado coincide plenamente con aquella que en tiempos de la dominación islámica o posterior hasta la expulsión de los moriscos fue muy musulmana. Pueblo donde está muy arraigada la devoción a un Cristo, al retrotraernos en el tiempo observaremos que fue muy islámico.

Es en verano, de manera especial en agosto, cuando los pueblos festejan a Cristo Crucificado bajo distintas advocaciones, fiestas que están muy arraigadas en aquellos lugares donde los valencianos de religión islámica se refugiaron y atrincheraron, resistiéndose a abandonar la tierra en la que nacieron y trabajaron: las sierras de Bernia y Espadán, la Muela de Cortes de Pallás, Ontinyent, Villamarchante, Paterna€

Los pueblos de la Sierra de Espadán son famosos por sus Cristos, de manera singular Eslida. El emperador Carlos tuvo que enviar un refuerzo de tres mil soldados alemanes para controlar o derrotar a los valencianos islámicos que se hicieron fuertes en esta sierra con el fin de no ser exiliados. Parte de los perdedores de Espadán huyeron por la montaña hasta Cortes de Pallás. Al final los moros que se bautizaron cristianos, aunque sólo fuera por conveniencia, pudieron quedarse aquí, y la Iglesia sobre ellos y sus descendientes desarrolló una fuerte campaña de evangelización y catequización, de mucho catecismo y mucho Cristo.

Miguel Payá da lo que puede ser una de las claves, a la costumbre «iniciada en las oleadas evangelizadoras de los mendicantes en la Edad Media, potenciada por las visitas pastorales del arzobispo San Juan de Ribera, que convirtió al Crucificado en centro de la conversión de los moriscos».

San Juan de Ribera tuvo cerca una plantilla de escultores dedicados a fabricar Cristos casi en exclusividad, imágenes que regalaba por doquier para intentar que los moriscos valencianos dejaran la fe en Mahoma y abrazaran la de Cristo. Le costó Dios y ayuda. Él al igual que sus antecesores hicieron el esfuerzo de confeccionar catecismos en lengua arábiga.

El arzobispo Jorge de Austria en 1538 redactó Instruccions per als novament convertits dels moros, «primer texto de pastoral y catequesis para el clero empeñado en la evangelización de los moriscos», en palabras de Vicente Cárcel Ortí, y en el que «trazó un programa de catequesis tanto para niños como para adultos, insistiendo en las verdades de nuestra fe, en los sacramentos, la santa misa, y el respeto de las fiestas religiosas€ Fue el primer catecismo misionero de la diócesis valentina y el primer intento serio de propagación de la fe entre los infieles, dispuestos a aprender el Corán, pero reacios al Evangelio».

En 1566, el arzobispo Martín de Ayala publicó «Doctrina cristiana, en lengua arábiga y castellana para la instrucción de los nuevamente convertidos deste Reyno», reeditado por el historiador y canónigo Roque Chabás en 1911 bajo el título «Doctrina cristiana en lengua arábiga y castellana para instrucción de los moriscos», con prólogo del arabista Julián Ribera.

En 1571, Juan de Ribera mandó imprimir la Cartilla y breu instructio per la doctrina Christiana€ Impressa per manament del Illustrissim e Reverendissim señor don Juan de Ribera patriarca de Antiochia, et Archebisbe de Valencia. En realidad era el de su antecesor, Martín de Ayala.

En 1599 fue reeditado el «Catechismo para instrucción de los nuevamente convertidos de moros. Impresso por orden del Patriarcha de Antiochia y Arçobispo de Valencia Don Juan de Rivera», edición a cargo de Pedro Mey.

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