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El voto socialista vuelve a casa

La obstinada realidad sigue desmontando los malos augurios del viejo PSOE acerca de la gestión del secretario general reelegido por las bases. En el último barómetro del CIS, la estimación de voto al partido de Pedro Sánchez se sitúa a cuatro puntos del menguante PP y se despega otros tantos del inmóvil Podemos. El porcentaje de voto directo deja muy atrás a todos los demás, y en la calificación de líderes aparece Sánchez en primer lugar. El contubernio del pasado octubre está siendo barrido por la renovada confianza de los electores migrantes a otras opciones, decepcionados por una estructura envejecida o seducidos por el romanticismo de Podemos.

Hay una pregunta ineludible: ¿fue Pedro Sánchez responsable de los peores resultados de la historia del partido, o son imputables al propio partido por ahogar la voluntad de renovación de su candidato? La recuperación que constata el CIS no puede desligarse de las ideas y el programa del líder, ahora que está libre de presiones internas. La vuelta al hogar de los «hijos pródigos» que ya han sabido de qué van los «idealismos» de la extrema izquierda, verifica una apuesta por el cambio socialdemócrata y su resistencia a la petrificación cuarenta años después de ser promulgada la democracia constitucional. Mejor o peor argumentado, el mensaje de cambio es atrayente en sí mismo. Los dirigentes socialistas que no lo quisieron y siguen sin entenderlo gozan del respeto que haya merecido su paso por el poder, pero no valen para hoy y menos para mañana.

Si los próximos sondeos del CIS inciden en tendencias análogas, el PSOE volverá a ser partido de gobierno con opción de mayoría y, si es relativa, estará en posición idónea para sumar la absoluta a su derecha con Ciudadanos, o a su izquierda con Podemos. El PP tendría que proponerse unas elecciones anticipadas antes de que la sangría le saque del cuadro, y dejarse de videos grotescos como el que compara sus hazañas con figuras o hechos históricos indignamente manipulados ante una sociedad que no traga la propaganda de su «providencial» buen gobierno. El CIS de julio lo ve más claro que el agua. En el momento que vive el país, lo único que puede restituir la confianza en los populares es una solución negociada e integradora del conflicto catalán. Ojalá lo consiga, y no solo por legitimarse. Digan lo que quieran unos y otros, la realidad de los sondeos es la única que dimana de las bases electoras entre urna y urna.

Susana Díaz pide a Sánchez que no la obligue a elegir entre la lealtad al partido y a los andaluces. Sánchez podría replicar que no le obligue a él a elegir entre los andaluces y los españoles. Otra que no se entera de que las cosas no volverán a ser como fueron, pero sigue incordiando.

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