Nunca lo había visto así. Este año el mar Mediterráneo, en su cuenca occidental, está batiendo registros de temperatura superficial, especialmente en el llamado «mar Balear» que ocupa el sector comprendido entre Baleares y la Comunidad Valenciana. A comienzos de agosto, las imágenes de satélite (NOAA, MetOp), con cuyo tratamiento es posible determinar la temperatura superficial marina, señalan registros de 29 ºC y 30 ºC en este sector del Mediterráneo occidental. Resulta increíble. Ni en el famoso verano de 2003, habíamos alcanzado de forma tan temprana unos registros de temperatura del agua del mar tan elevados. Para que nos demos cuenta de la magnitud de este fenómeno, hay que recordar que a comienzos de los años ochenta del pasado siglo, la temperatura marina en el Mediterráneo occidental, en los sectores balear y argelino, se situaba, a comienzos de agosto, en 22-23 ºC. En el año 2000 este valor se elevaba ya a 25-26 ºC. Y ahora, en 2017, se ha llegado a 30 ºC. Un reciente y bien documentado estudio, elaborado por Pastor y Valiente, del departamento de meteorología dinámica del CEAM, ha demostrado un progresivo calentamiento de la cuenca del Mediterráneo que se ha calibrado en 0,036 ºC por año entre 1982 y 2016. Pero lo más significativo es que este calentamiento se ha acelerado entre 2005 y 2016, con un valor de 0,11 ºC al año en dicho intervalo. Es decir más de 1 ºC de aumento en la última década para el conjunto de la cuenca marina mediterránea. Lo más revelador de este trabajo es que la tendencia más destacada de dicho incremento se produce entre los meses de mayo y julio. Es decir, nuestro mar Mediterráneo llega ya muy caldeado al inicio de la temporada estival. Y en los meses de verano, no hace sino acumular este calor e incrementarlo. Y este fenómeno está teniendo ya efectos biológicos y atmosféricos. Y, lo más destacado, está ampliando el calendario de riesgo de una posible «gota fría» a los meses de verano (julio y agosto) que se añaden al período tradicional de riesgo del otoño (septiembre a noviembre). Hay quien todavía se resiste a admitir el cambio climático y sus efectos, pero a mi este fenómeno me resulta difícilmente explicable si no lo remitimos al cambio en el balance energético planetario, origen del actual proceso de calentamiento planetario.