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El cambio climático

Rosario: «El cambio climático tiene cosas positivas. Tranquilos, no me he vuelto loca ni soy una ridícula negacionista que piensa que hay una gigantesca conspiración ecologista para hacernos creer que el agujero de ozono nos va a tragar a todos. Simplemente, vivo en un décimoquinto de un edificio con muchos vecinos y eso significa que no hay día en el que no coincida en el ascensor con varios extraños. A algunos los veo con tanta frecuencia, sobre todo a la hora de bajar la basura o sacar a pasear al perro (ellos, yo soy de los que creen que tener perros en casa es inhumano, y no entraré en detalles), que sólo por la forma de saludarme ya sé si tienen un buen día o las cosas pintan muy feas.

También sé quiénes están dispuestos a mantener una conversación cortés y quiénes prefieren guardar silencio hasta que llegue la separación. Con los primeros, salvo que lleven a un niño pequeño, una presencia siempre útil para entablar un diálogo intrascendente, no queda más remedio que acudir al tiempo como tema de conversación. No parece oportuno comentar la actualidad política o deportiva con alguien de quien no posees información suficiente para evitar tropiezos. Una vez cometí el error de dar por bueno el pase a la siguiente eliminatoria de la Champions del Madrid y por la expresión de la cara de mi compañero de ascensión deduje que sus inclinaciones eran más bien blaugranas. Nunca más.

Ahora son de enorme ayuda los vaivenes del tiempo. Si ayer hacía un calor abrasador y hoy vuelven las temperaturas frías, el intercambio de pareceres parecidos está asegurado. Si llueve mucho, porque ya cansa, si llueve poco, porque vaya desastre para el campo. Eso sí, hay que evitar salirse de lo políticamente correcto. Una vez comenté al vecino del noveno que el cambio climático era culpa de gente como X (omito el nombre para no molestar a nadie) y él me encañonó con la mirada. Por fortuna llegamos a su planta antes de que abriese fuego. Desde entonces, cuando coincidimos en el portal (con diabólica frecuencia, tenemos horarios similares) le digo que prefiero subir andando, consejo del médico. Quince pisos. Quin-ce pi-sos. Seré idiota».

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