Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una guerra de la que apenas se habla

Más de diez mil muertos civiles y cuarenta mil heridos, según la ONU, dos mil desaparecidos, prisiones secretas donde se practican todo tipo de torturas y para colmo, una epidemia de cólera.

Y, sin embargo, es una guerra, la del Yemen, de la que apenas se habla: parece no interesar demasiado a los medios, tal vez porque apenas existen imágenes, y hoy la información es sobre todo espectáculo.

La intervención militar extranjera, que dio comienzo en marzo de 2015 bajo liderazgo saudí, ha convertido la guerra entre dos bandos yemeníes en un conflicto internacional en el que participan cerca de una decena de Estados.

Los rebeldes hutíes, de inspiración chiíta, son ayudados por Irán mientras que el Gobierno del presidente Aber Rabbo Mansur Hadi tiene el apoyo militar de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Egipto, Sudán, Marruecos, pero también el logístico de EEUU y Gran Bretaña.

Las fuerzas saudíes, que controlan el espacio aéreo yemení, impiden que la ONU y las diversas organizaciones humanitarias ayuden a la prensa a entrar en el país, lo que dificulta la cobertura mediática del conflicto.

Éste comenzó con multitudinarias protestas contra el dictador Ali Abudulá Sale en las que participaron grupos diversos: hutíes del Norte, militares, estudiantes, líderes tribales, entre otros.

Presionado por los Estados del Golfo y los países occidentales, el dictador yemeni terminó exilándose en Arabia Saudí y dejó paso a su lugarteniente, Aber Rabbo Mansur Hadi.

Con este último, tan corrupto como el anterior, no mejoró la situación, lo que hizo que disminuyera rápidamente el apoyo popular inicial y volvieran las protestas, esta vez con importante participación de los hutíes del Norte, que lograron expulsar al nuevo Gobierno de la capital, Saná.

Los hutíes avanzaron entonces hacia el Sur, en dirección al importante puerto de Adén, lo que motivó una respuesta militar inmediata de Riad en forma de bombardeos.

El nuevo hombre fuerte de la monarquía saudí, el príncipe Mohammed bin Salman, vio en el avance de aquel grupo chií una conspiración de su archienemigo, Irán.

La guerra dura ya dos años y medio y no sólo ha destruido el país y provocado una catástrofe humana, sino que ha permitido que diversas milicias se hayan hecho fuertes en diversas partes del territorio, se haya expandido la organización terrorista Al Qaida y se haya abierto el camino para el Ejército Islámico.

Estados Unidos se ha involucrado también en el conflicto: deseoso de calmar las iras saudíes por el acuerdo nuclear firmado con Teherán, el presidente Barack Obama decidió prestar apoyo a la aviación saudí con munición y vuelos de reconocimiento.

En los primeros meses de la operación militar saudí, Obama autorizó la venta a Riad de armamento por valor de 20.000 millones de dólares, y ello a pesar de que la aviación de ese país había bombardeado hospitales, escuelas y mercados en el Yemen.

Tras llegar a la Casa Blanca, Donald Trump ordenó aumentar los ataques con drones y las intervenciones de unidades especiales estadounidenses, lo que hizo que se incrementara el número de víctimas civiles en ese conflicto.

Trump no oculta su deseo de retirarse del acuerdo nuclear firmado con Teherán por su predecesor, que considera una claudicación, y trata de obstaculizar la expansión del régimen de los ayatolás por la región.

Para complicar las cosas, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que en principio forman parte de la coalición liderada por Riad, siguen últimamente su propia estrategia.

Sus unidades especiales controlan parte del Sur del Yemen y parecen querer conservar ese botín aunque ello signifique una nueva partición de un país que estuvo dividido hasta 1990, algo que no acepta, sin embargo, Riad.

Según el periodista y activista yemení Farea al-Muslimi, l embargo económico decidido por los saudíes contra el Yemen rebelde causa aún más víctimas que sus bombardeos ya que por su culpa escasean los alimentos y el agua potable y faltan medicinas esenciales, lo que explica la rápida extensión del cólera.

Y, como señala el semanario alemán Die Zeit, que ha dedicado al conflicto un documentado análisis, la guerra del Yemen ha alimentado una economía criminal consistente en secuestros, pillajes, tráfico de armas y de seres humanos. ¡Una catástrofe en todos los sentidos!

Compartir el artículo

stats