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El choque de dos mundos políticos

La sesión de ayer en el Parlament de Catalunya constituyó una reedición de un filme de Billy Wilder, Testigo de cargo. No por muy anunciado deja de sorprender a quienes asistimos como espectadores ante la pantalla y a quienes -unos momentos antes de comenzar la jornada- se declaran perplejos o desorientados y se preguntan más o menos, ¿y ahora qué? El esperado choque de trenes se escenificó cuidadosamente y Carme Forcadell, la presidenta de Parlament, dio paso a la primera y fundamental propuesta de ERC. La película sonaba a deja vu, pero el guión evitaba que ella fuera directamente inculpable si a continuación el Tribunal Constitucional, alerta y preparado, dictamina lo que lógicamente se esperaría, dadas sus tomas de posición anteriores al respecto del referéndum, consulta o como dicen los de Podemos, para rebajar el tono, «movilización». Es un eufemismo como otro para enmascarar lo que sucede.

Alterar el orden previsto para pasar a proponer una ley y que se dedicaran dos horas a su debate. La propuesta de ley ya iba en el Butlletí de la mañana, aunque el secretario del Parlament se había negado a insertarla. Cuatro miembros de la Mesa de esas cortes pasaron por encima. Un golpe de mano se puede considerar. Pelillos a la mar para lo que iba a constituir la ley fundamental de desconexión y el llamamiento a celebrar una consulta que permitiera la existencia de una República de Catalunya€ Si no se respeta l´Estatut actual (el de Paqual Maragall y Rodríguez Zapatero), si se salta la Constitución Española de 1979, si no siguen los usos y costumbres sobre autodeterminación de la ONU, si hace caso omiso de lo que les dictaminó la Comisión de Venecia (con la que buscaban cobertura internacional y un beneplácito democrático)... no van a pararse en barras.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras ya tienen el protagonismo que buscaban, ya han quemado las naves, lo que no sabemos, todavía es si tras pasar el Rubicón, se alzarán con una victoria electoral en el futuro, o una reparación moral, similar al episodio del desembarco de los liberales contra Fernando VII. Porque todo apunta a disolución de este parlamento, final de legislatura y nuevas elecciones (terceras en menos de tres años). La respuesta en lo jurídico, lo gubernamental y lo político está en marcha. No va a quedar espacio ningún o para negociar. Por muchas comisiones que se creen, siguiendo la buena voluntad de Pedro Sánchez, llegarán demasiado tarde, eso si concluyen en su momento algo factible

España entera, no solo Catalunya, vivió en suspense la doble interrupción de la sesión. Se trataba de cuestiones formales, de procedimiento, no de la cuestión de fondo. Eso iba a oírse en el debate más tarde. Hemos asistido al choque de dos mundos, de dos concepciones de la política, de una brecha insalvable en nuestra sociedad. El terremoto había sido anunciado por muchos temblores y va a tener varias réplicas. Y no l menor con ocasión del próximo 11S, en cuya manifestación Junts pel Sí y las entidades esperan reunir a dos millones de personas, para aplastar toda opinión crítica o disidencia. Las cañas se han vuelto lanzas.

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