Fue un día como hoy pero hace dos septiembres, cuando estrenaba, estos dardos televisados. Esta se ha convertido en una buena forma semanal de exorcizar algunos de los pensamientos que vienen a mi cabeza después de recibir tantos estímulos catódicos. Un psicoanálisis en papel de todo lo que consumo en la tele que me apasiona y a la que además me dedico.
Mis primeras lineas en este diario se las dedicaba a las reinas que madrugan, se asoman con el primer café y se van después del almuerzo. Pasan los años, ellas siguen reinando sin discusión y una temporada más vuelven a ser las protagonistas de esa masa espectadora matinal que cuando abre el ojo acude a la pantalla pequeña.
La vuelta de Susana y Ana Rosa es la escenificación oficial de que el verano se ha acabado, como antaño era el posado en bikini de Ana Obregón pero a la inversa.
Y así ha sido, su retorno siempre viene envuelto de una operación con la que sacar músculo de grupo mediático a golpe de noticia. Es una traca informativa espectacular de exclusivas en serie, es un yo soy la primera antes que nadie en entrevistar, cara a cara a las más buscadas, los ojos del huracán mediático, como María José Carrascosa, Juana Rivas o Mayte Zaldivar entre otros testimonios. Las reinas también son capitanas, de una milicia informativa en la que les acompañan una legión de colaboradores y reporteros. Pero la primicia que alza el «share» tiene un precio. El ejercito de los que informan micrófono en mano, suelen acercarse mucho a la noticia, demasiado a veces, tanto que salen escaldados en forma de amenazas, persecuciones y alguna que otra agresión. Suelen producirse en barrios conflictivos y nada se tira, todo se aprovecha porque las secuelas del conflicto se convierten en subhistorias que sirven para llenar buena parte del programa del día siguiente.
Cierto que los magazines matinales no han parado durante las vacaciones pero ellas, las reinas han descansado y ya están aquí, con esa imagen tan cuidada, para decirnos que el verano ha terminado y que, cómo decía en mi primera columna, todo vuelve a empezar, otra vez...
