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Independentismo y democracia

¿Cómo se ha dejado que la situación catalana degenerara hasta ese punto? Dice el presidente del Gobierno que no permitirá de ninguna manera que "se liquide nuestro sistema de convivencia".

Y los medios alaban unánimes su firme respuesta al desafío secesionista, que no sólo amenaza con poner en peligro la paz social en esa región de España, sino de paso también la estabilidad política en el conjunto del país.

Y se impone la pregunta de por qué no se actuó antes. ¿No debe un político ser no sólo prudente sino también previsor, anticipándose a los acontecimientos para evitar que las cosas vayan a peor?

No puede uno menos de pensar que si no se hubiesen hecho ciertas cosas, si no se hubiese jugado tanto con el estatuto de autonomía de 2006, si se hubiese dialogado más en todo momento, en lugar de encerrarse unos y otros en sus posiciones maximalistas, podría haberse evitado lo peor.

Tal vez pensaba el PP que Cataluña estaba perdida electoralmente, pero que mostrarse inflexible frente a los separatistas, hacer oídos sordos a sus quejas alimentaría el resentimiento de otros territorios menos prósperos y permitía ganar allí votos.

Craso error si tal hubiese sido su razonamiento porque sería en cualquier caso una victoria pírrica. No creo que Mariano Rajoy quiera pasar a la historia como el estadista que perdió Cataluña.

En cualquier caso, el daño está hecho: los secesionistas se han crecido al punto de permitirse arrollar en el Parlamento a quienes no piensan como ellos, y será muy difícil ahora restañar las heridas infligidas de ese modo a la democracia.

Después de la politización que el Gobierno del PP ha hecho de la justicia en otras ocasiones, será por otro lado difícil convencer a muchos catalanes de la independencia de las instituciones del Estado cuando actúan contra tan claro desafío a la legalidad vigente.

Y al final, todos habremos salido perdiendo: el Estado central, porque se ve ahora acusado demagógicamente desde Cataluña de impedir la libre expresión de la voluntad de todo un pueblo.

Y Cataluña, porque ha aumentado la polarización de su sociedad y ha visto sus instituciones democráticas secuestradas por unos iluminados que no admiten nada que obstaculice la marcha del que consideran exclusivamente su país hacia la independencia.

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