Una de las líneas fundamentales de trabajo del IVAM en estos tres últimos años es el sólido deseo de ver, conocer, construir y desarrollar nuevas narraciones acerca de las relaciones sociales, culturales, artísticas, e, incluso, personales y/o afectivas entre los diferentes países que componen el área del Mediterráneo. Es un proyecto que tuvo su inicio público en el año 2016 con la exposición Entre el mito y el espanto: el Mediterráneo como conflicto, complementada con un conjunto de actividades culturales entre las que destacó el seminario realizado ese mismo año con el título El mito: la furia de los dioses y la armonía del paisaje. Esta es una línea de intervención básica del museo con la que pretendemos subrayar su propia personalidad, así como un símbolo distintivo de sus preocupaciones e intereses.

A partir de ese momento, el IVAM ha querido acentuar el carácter mediterráneo de su programación, que va a tener un punto álgido y muy significativo en tres importantes eventos que vamos a llevar a cabo este mes de septiembre y que giran en torno a diversos aspectos vinculados a la realidad socio-cultural del Mediterráneo. El primero será la exposición En rebeldía. Narraciones femeninas en el mundo árabe, con la que se pretende conocer de primera mano las aportaciones que diferentes mujeres de esta zona geográfica están haciendo al debate artístico del momento, así como desterrar las miradas paternalistas y los prejuicios más o menos bien intencionados acerca de sus propuestas. El segundo es la celebración del congreso Imaginar el Mediterráneo que, más allá de poner en contacto a personas e instituciones de ambas orillas, tiene como objetivo central el deseo de ayudar a construir un nuevo imaginario colectivo y unas nuevas maneras de representación de la contemporaneidad en esta área geográfica. Y, finalmente, el tercer evento es la conferencia del cineasta israelí Avi Mograbi (organizada por la Cátedra de Estudios Artísticos del IVAM), considerado uno de los testimonios fundamentales en el permanente conflicto de Oriente Medio y un creador de documentales de primer orden. El papel de las mujeres, la discusión acerca de un imaginario más o menos común y la creación de imágenes audiovisuales en un entorno de permanente conflicto van a ser, así pues, los temas de discusión acerca del Mediterráneo en el IVAM.

Sin embargo, hay una pregunta que ronda en nuestras cabezas insistentemente: ¿de verdad pensamos que más allá de una cierta vecindad histórica, geográfica y cultural, existe el Mediterráneo? Decían los artistas libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, en una de sus obras más inquietantes, que «Beirut no existe». Y lo decían porque entendían que la capital libanesa no posee una identidad acotada y esencialista, sino que nunca acaba de estar definida; vive, más bien, en un proceso de reconstrucción permanente producto de las miles de confluencias y resistencias que convergen, a diario, en una gran metrópoli. Pero si esto es así para Beirut, ¿podemos hablar de una construcción identitaria colectiva para el conjunto de países y culturas que se asoman al mar Mediterráneo? ¿En qué consistiría esa vaga y difuminada concepción de la mediterraneidad? ¿De qué modo pueden compartir identidad pueblos que viven su existencia cotidiana de un modo tan radicalmente distinto? ¿Qué pueden tener en común personas para las cuales el Mediterráneo es una frontera abisal con aquellos que lo usan como espacio de gozo y disfrute?

Son preguntas difíciles de responder, pues vivimos situaciones complejas y tiempos convulsos donde la(s) identidad(es) no pueden ser más que problematizadas y puestas en cuestión. Y sin embargo, cuando hablamos del Mediterráneo sí somos capaces de encontrar un cierto imaginario colectivo compartido: fisonomías, climas, relaciones, paisajes, olores, formas de vida, organizaciones espaciales? que nos acercan a pueblos del norte y del sur de ese mar en el que todos y todas nos reflejamos. Tal vez podríamos hablar de un cierto sentimiento de pertenencia, de una identidad de urgencia (si se quiere) que, a pesar de que en las últimas décadas el Mediterráneo se ha convertido en frontera, límite y fosa común para miles de habitantes de los países del sur, todavía reconocemos y estamos a tiempo de retomar.

Aunque los momentos actuales sean el tiempo de las esperanzas truncadas, no por ello debemos dejar de preguntarnos sobre nuestra relación con el Mediterráneo y con los pueblos que lo rodean. Por esa razón, cuestionarnos a nosotros mismos, querer saber más de nuestros vecinos, renunciar a un pasado colonial sobre los países del sur, evitar prejuicios acerca de las formas de vivir, de vestirse o de relacionarse de los otros, o el deseo de tratar de no imponer nuestros puntos de vista, es lo que hace que todos estas propuestas que nacen en el IVAM surjan con el objetivo fundamental (hoy más que nunca) de conocer, construir y desarrollar nuevas narrativas que nos permitan intervenir en un contexto sociocultural diverso y contradictorio. Podemos imaginar nuevas relaciones y nuevas vinculaciones para un futuro próximo sin olvidar las experiencias históricas más recientes. Por ello, la preocupación del IVAM por el Mediterráneo es una apuesta por construir un devenir histórico del que no queremos ser meros comentaristas, sino también parte fundamental.

Les invito a dejarse llevar por este cúmulo de sugerencias que los diferentes proyectos nos ofrecen. Estoy convencido de que al final tendremos visiones y opiniones mucho más plurales y alejadas de los estereotipos comunes y los prejuicios fáciles. Quizás, la pregunta que encabeza este artículo nunca llegue a ser realmente contestada, pero estoy seguro de que el largo y emotivo trayecto que ha emprendido el IVAM por las aguas del Mediterráneo, nos puede llevar a conocer otros discursos y otras imágenes que nos hablan de la riqueza y la complejidad de la cultura, el arte y la historia de estos pueblos mediterráneos. Unos pueblos que buscan, como escribe la crítica de arte argelina Nadira Laggoune, una identidad que no sea deudora ni de Occidente ni de los fanatismos religiosos.