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Capacidad de diálogo

Escribía no hace mucho Enric Juliana que «los viejos trotskistas» se sentirían embargados por la velocidad y aceleración de los acontecimientos políticos de nuestro país. Por alusiones: este viejo trotskista se siente harto de los acontecimientos de nuestro país, acelerados o no, más bien lo segundo, pues tienen la ligereza y soltura del alquitrán. Pura obstinación y parálisis. Movimientos tácticos. Juegos de despiste. Esperar y ver quién sufre más daño, si los independentistas o los unitaristas, y pide asistencia y consolación y queda por ello como derrotado en no se sabe qué. Francamente, no me interesa.

¿Hay alguna idea, frase o principio que pueda resumir o, mejor aún, superar el gigantesco embrollo de cabezonerías que se acumulan en el contencioso de Cataluña? La hay y no es mía. Pertenece al periodista José Manuel Ponte: «El aprovechamiento político de nuestra incapacidad para el diálogo es un feo espectáculo». Lo es y no me pidan que asista a animar a alguno de los púgiles. Me aburren. Me hartan. Tanto como esas tertulias monocolores integradas exclusivamente por portadores enaltecidos de la estelada o por centinelas insomnes de la unidad nacional. Caca. Como me hartan los milicianos de complemento que no han disparado en su vida ni un petardo. Como me hartaría el toreo de salón o la infinita capacidad de este Gobierno para derivar la responsabilidad de actuar hacia otras instancias.

Se alegará que la mayoría de estos gestos son, de un lado y otro, para la galería. Arremeter contra Cataluña da votos en España (en lo que queda de). Y culpar a España de todo oculta no pocas trapacerías y evita el desgaste de la red neuronal catalana. Lo malo es que somos una especie simbólica y las maniobras militares tienden a convertirse en actos de guerra, del mismo modo que cualquier simulacro puede alumbrar una buena porción de hechos. Así pues, incapacidad para el diálogo. No siempre fue así. De hecho el único mérito que le vi a la Transición es que no nos matamos ¿Qué tal si acumulamos otro poco de mérito?

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