Los más antiguos del lugar recordarán que, hace ahora unos 25 años, los prebostes de la ciudad de València, hartos de ver que otras capitales españolas se llevaban las glorias olímpicas, europeas y universales, pensaron que la capital del Turia se tenía que sumar también a tan variados fastos con una celebración propia e identificable con la tradición de la ciudad. E idearon un proyecto ilusionante llamado «Valencia Ciudad de las Artes Gráficas y el Cómic», que recogía esa larga e inmensa relación que la ciudad tuvo con los tebeos: durante décadas, Valencia fue la capital del tebeo durante la posguerra, el centro de producción de centenares de títulos que semana a semana encandilaban a pequeños y no tan pequeños, ayudando a olvidar las penurias del duro día a día. Esa celebración reivindicaba, también el pujante protagonismo de toda una nueva generación de autores que, durante los años 80, aportó una nueva estética y sentido al cómic europeo y que cambió la imagen de la ciudad. Un gran proyecto lleno de ideas que, por desgracia, terminó abruptamente sin apenas dar salida a todas las iniciativas que contemplaba, como un gran salón del cómic. Desde entonces, parece como si la ciudad mantuviera una relación elusiva con la historieta: pese a ser cuna de algunos de los más grandes autores y autoras que ha dado el cómic, pese a mantener una activísima y brillante escena fanzinera, la realización de un gran evento relacionado con el cómic se resistía a Valencia, mientras que otras ciudades los consolidaban con éxito. No deja de ser paradójico que la sede del primer salón del cómic que se realizó en España, precisamente en las instalaciones de Feria Valencia a principios de los años 70, no pudiera encontrar sinergias suficientes para lanzar un evento a la altura de la importancia de la tradición. Hubo muchos intentos, la gran mayoría fallidos, otros demasiado ligados con otros eventos, como Mostra Còmic, pero ninguno llegó a cimentarse lo suficiente. Afortunadamente, durante los últimos años esa imagen de imposibilidad comenzó a ofrecer grietas importantes: instituciones como la Biblioteca Valenciana, el MuVIM, IVAM o Prehistoria han dedicado exposiciones al tebeo con suficiente éxito como para demostrar que el público tiene ganas de reencontrarse con los tebeos; gracias a la labor de los aficionados, sin ninguna ayuda pública, se conseguía realizar eventos que, desde la modestia y un amor desmesurado por la historieta, organizaban eventos realmente interesantes para descubrir el cómic en todas sus posibilidades, como el Tenderete, Festival de autoedición gráfica y sonora, las Jornadas del Cómic de Valencia o, ya no en la ciudad pero bien cerca y esta vez con apoyo municipal, el SPLASH de Sagunto. Opciones suficientes para cubrir la demanda cultural de la historieta, posiblemente, pero que no nos deben hacer olvidar que no se puede dejar de lado la inmensa industria del entretenimiento que el cómic ha creado a su alrededor. El cómic se ha revelado en este nuevo siglo como un gran eje de conexión de ese concepto «transmedia» que aúna las nuevas culturas de la imagen, del cine y la televisión a los videojuegos. Una realidad que, puede gustar más o menos, pero forma parte también de un arte que es cultura e industria, en una dualidad tan esquizofrénica como inspiradora de un continuo reto creativo. Eventos como el Salón Internacional del Cómic de Barcelona o Heroes ComicCon Madrid responden a ese concepto, más comercial, pero que reivindica también el cómic como celebración mirando el ejemplo de gigantes como la San Diego ComicCon. Pero, hasta ahora, nuestra ciudad parecía reacia a estas celebraciones: intentos como Tebeo Valencia chocaron con una dura realidad que la abocó al fracaso, aunque dejó a los impulsores con tantas ganas de lanzar un evento relacionado con el tebeo que casi caen en los cantos de sirena de algunos que usaban el nombre de «ComicCon» cual apetitoso pero vacuo Mr. Marshall.

Tras un largo tiempo de silencio, anteayer este periódico anunció que, finalmente, Valencia tendrá un gran festival del cómic. El lógico escepticismo inicial con que el anuncio ha sido acogido por los aficionados parece que, esta vez, tiene argumentos que lo rebaten: el evento anunciado viene de la mano de EasyFairs, una importante multinacional europea dedicada a la organización de eventos que ya tiene como aval la marca Heroes Comic Con, con la que ha constituido ya un circuito europeo de grandes eventos dedicados a la cultura audiovisual con el cómic como centro y que, recientemente, se hizo cargo de un salón de Madrid que este año viene apoyado por una nutrida lista de invitados que incluye grandes estrellas como Frank Miller o Bill Sienkiewicz. A esta oferta se sumaría Heroes ComicCon Valencia, que puede ser ese gran salón de la industria audiovisual que Valencia persigue desde hace décadas, aportando una visión comercial que puede y debe convivir con otras formas de entender el cómic, como las que muestran el Tenderete, SPLASH, las Jornadas del Cómic o la apuesta decidida que han expresado el IVAM y MuVIM. Diferentes aproximaciones al cómic que, desde la honestidad, muestran una variedad y riqueza artística, cultural e industrial que Valencia puede representar en toda su extensión. Autores y autoras tan brillantes como Paco Roca, Ana Miralles, Sento Llobell, Daniel Torres, Salvador Larroca, Sergio Bleda, Martín López Lam, Manuel Bartual, Cristina Durán o Miguel Angel Giner son solo una pequeña muestra de una lista de imposible exhaustividad que certifica el inmenso caudal creativo que la ciudad genera, y que tiene respuesta en una afición entregada y con ganas de celebrar su pasión por el cómic, porque Valencia sea una Ciudad de Cómic.