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Ellos deciden

Han tenido que ser los jóvenes (cosa, por otra parte, de lo más lógica) quienes hayan dado el golpe de timón a la moda masculina. Ellos han determinado el vuelco hacia las propuestas más ágiles, innovadoras y desenvueltas que irrumpen, saltándose a la torera cánones y costumbres, situándose al alcance de ese sector de población que vive el presente y anuncia el futuro.

Hay quien se regocija ante esta oleada de edades tempranas que hace bascular el consumo hacia su propio campo. Encuentro, exultante, a Alfredo Esteve, timonel autorizado de la moda hombre. Y se explica: «Por fin ha estallado una clientela superjoven y, lo que es mejor, bien enterada. Vienen a mi tienda con las ideas muy claras, sabiendo ya lo que quieren y cómo lo quieren. Es lo que yo he perseguido siempre: que la información sobre moda fuera un hecho real, reflejado a la hora de tomar decisiones, de elegir la ropa. Y, ya ves, esto hay que agradecérselo a las redes sociales, a la actual facilidad de comunicación, que me permite satisfacer online todas las peticiones, porque también los extranjeros se me dirigen con un objetivo concreto».

A Esteve le encanta que una firma clásica como Balenciaga -que vive un año brillante, con grandes exposiciones en Londres, París, el museo de Guetaria y otros puntos del globo- resulte tan conocida y solicitada por ese público juvenil. Claro está que la personalidad de su actual diseñador Demna Gvsalia (creador, además, de su propia marca, Vêtements), alemán de origen georgiano, ha supuesto una evolución positiva en el histórico sello, hasta lograr que las piezas Balenciaga sean de las más buscadas.

Algo parecido sucede con Yves Saint Laurent, ahora en manos de Anthony Vaccarello, que nació en Bruselas hace treinta y cinco años y trabajó anteriormente con Karl Lagerfeld, y durante el año que ocupó la dirección creativa de Versus, la línea joven de Versace, duplicó las ventas. Su éxito de ahora mismo en Yves Saint Laurent le corona. Otro tanto debe atribuirse al italiano Alessandro Michele, que ha hecho vibrar a Gucci con un sentido exuberante, fresco y luminoso, de colores, formas y tejidos diferentes, en toda la colección masculina de la que es responsable. Y que en la «boutique» de Alfredo Esteve ha agotado rápidamente todas sus camisetas.

La distinta procedencia y formación de estos tres diseñadores confluye, sin embargo, en su intuitiva comprensión de los gustos de la época, dotando a sus creaciones de una impronta internacional perfectamente acorde con lo que los franceses llamarían l´air du temps.

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