En España tenemos hoy dos grandes corrientes populistas. La independentista catalana y la de Podemos y sus convergencias. Uno de los rasgos comunes a todo tipo de populismo, de derechas como el de Trump, de izquierdas como el de Podemos o el nacionalista como el catalán es la añoranza de una Arcadia feliz que por culpa de los demócratas en EE UU, del régimen que se creó con la Constitución de 1978 por la debilidad del PSOE y del PCE ante los poderes fácticos, o el Decreto de Nueva Planta en 1716 del Rey borbónico Felipe V acabaron con esos idílicos tiempos.

Me centraré en el populismo catalán, por ser el de mayor actualidad. Rafael Casanovas, al que todos los años se le rinde homenaje por las autoridades catalanas, en una ceremonia cuasi-religiosa, como suelen ser las efemérides nacionalistas, fue el conseller en cap de Barcelona en su numantina defensa de la ciudad, frente al asedio de las tropas franco-españolas que apoyaban a Felipe V, hasta que capituló el 12 de septiembre de 1714.Era partidario como la mayoría del Principado del otro pretendiente a la corona de España el Archiduque Carlos de la casa de Habsburgo austríaca. El pretendiente Carlos, a partir de 1711 no pretendía nada al haber sido nombrado emperador de Austria y haber vuelto a su patria. Pese a ese acontecimiento una parte de los catalanes continuaron la resistencia tres años más, con la ayuda de tropas inglesas y austriacas hasta 1713.

El 11 de septiembre, Casanovas fue herido en la batalla y supongo que por ese motivo se le rinde homenaje ese día. Se recuperó de sus heridas, y después de un periodo de destierro en Sant Boi de Llobregat, luego volvió a Barcelona donde siguió ejerciendo su profesión de abogado, hasta que murió tranquilamente en la cama.

Sobre el denostado decreto de Nueva Planta, todos los historiadores serios indican que Catalunya al poder acceder al comercio con América, hasta entonces monopolio de Castilla, mejoró sustancialmente su nivel de vida durante el siglo XVIII.

Pero a los nacionalistas y sus intelectuales orgánicos no les interesan los datos históricos, más o menos comprobados, sino construir un relato que dé una pátina racional a sus sentimientos. El populismo, incluido éste, se basa más en las hormonas que en las neuronas.

Este año la celebración del 11S en Barcelona ha tenido particular importancia ante la convocatoria del ilegal referéndum por la independencia del 1-O. Un ensayo ante la esperada gran movilización ciudadana esa fecha. Según datos de la Guardia Urbana de 2014, los asistentes fueron 1.800.000. Este año un millón. Un poco más de la mitad. Probablemente la radicalización de un sector del catalanismo político y el esperpento anti-democrático del Parlament los días 6 y 7 de este mes haya provocado que muchos independentistas hayan dicho: así no.

Ya veremos en que acaba el 1-O. Votar vaticino que no votará ni el 20 % del censo catalán. No más de un millón de personas. Los disturbios callejeros tendrán mayor o menor gravedad si el despliegue de las fuerzas del orden, principalmente los mossos, es lo suficientemente numerosa y activa. Este es el reto del Gobierno español.

No quiero acabar sin una referencia a las distintas variantes de Podemos en Catalunya : Podem, Barcelona en Comú y Catalunya Sí Que Es Pot. Al confluir en el Podemos catalán el populismo izquierdista y el nacionalista su actuación en este escenario está siendo de sainete, .En el debate sobre la Ley del Referéndum el portavoz de Catalunya Sí Que Es Pot Rabell realizó una durísima crítica a lo impuesto por la mañana por la exigua mayoría independentista. Cuando todo hacía prever que manifestaría su voto en contra, en una sorprendente voltereta anunció la abstención de su grupo.

El 11S Pablo Iglesias no asistió al acto de su partido en Barcelona, sino al de Catalunya Sí Que Es Pot. Peculiaridades de Podemos. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona ha resuelto, con la astucia de una oportunista política, el dilema que la atormentaba los últimos días: como quedar bien con los independentistas y no arriesgar su brillante carrera política, con la segura inhabilitación que le amenazaba si daba un paso en falso. Solución: llega a un acuerdo con Puigdemont para facilitar que se vote en Barcelona, pero como alcaldesa no cede los locales estrictamente municipales como centros de votación. Al final todos contentos.