Una interesante propuesta de excursión cicloturista podría consistir en ir en bicicleta desde L´Eliana a Valencia atravesando el Parque Fluvial del Turia. Realizar este trayecto bordeando el río es todo un lujo que nos hubiera costado mucho imaginar hace algunas décadas. Este parque es una joya que deberíamos cuidar y mejorar por el bien de las generaciones venideras. Cuenta con 4.480 hectáreas de superficie. Su recorrido completo atraviesa diez municipios con una extensión de 35 km. Jalonan el recorrido veinte puentes de madera que van cruzando el río.

Desde l´Eliana se accede al parque por el tramo doce. Esta zona actualmente no se encuentra en buen estado porque cañas y vegetación engullen el camino. A unos tres kilómetros del inicio, pasado el segundo puente en dirección a València, podemos ver trincheras que formaban parte de la línea defensiva Puig-Carasoles, también llamada la Inmediata. Once kilómetros construidos por el ejército republicano en 1938 que se extienden desde el Puig hasta Manises pasando por la Vallesa y el río; su objetivo era defender la capital de la República. Sería deseable recuperar para la historia estos enclaves.

Pedaleando se llega a la partida els Pous, zona en la que hay árboles enormes caídos en tierra. Enseguida nos aproximamos al Azud de Moncada, probablemente se construyó en época islámica, sus gradas son del siglo XVI. Las compuertas actuales se cambiaron después de la riada de 1957. Hoy día continúa captando agua para el riego. Inmediatamente arribamos a la presa de Manises cuyos alrededores se han habilitado como merenderos. Aquí existe una abundante vegetación, suele ser habitual ver brigadas de Vaersa realizando labores de limpieza; al menos hay algo de mantenimiento.

Continuando el recorrido se llega al inicio de la acequia de Mestalla que históricamente ha regado las huertas cercanas a València y también ha suministrado agua al Grao, al Cabanyal y a la Malva-rosa. La bicicleta nos acerca a Quart de Poblet. El camino está más despejado, bordeado de pequeños huertos con hortalizas y algunos campos de naranjos. En nuestro camino dejamos, a la derecha, la obra faraónica del Plan Sur que fue pagada por nuestros padres en época de Franco. La infrafinanciación a los valencianos ya viene de lejos. Enseguida alcanzamos el Salt de l´Aigua, zona autorizada para realizar picnic. En término de Mislata no nos debe extrañar escuchar disparos debido a la proximidad de un campo de tiro. Al fondo se vislumbran las torres altas de la ciudad. A la orilla del río, algunos corrales maltrechos recuerdan que hubo una España rural ya casi imperceptible en estos lares. Un viejo burro escuchimizado y atado a una cuerda acentúa más aún el ruralismo, resultando pintoresco y anacrónico.

El Molí del Sol abre las puertas a una València diferente a la que se entra por el parque de Cabecera. Aquí las zonas ajardinadas se encuentran en perfecto estado siendo frecuentadas por turistas que aprovechan para pasear, corredores solitarios que entrenan, grupos de personas que practican taichí e incluso personas que tranquilamente leen un libro. Todo un lujo para València contar con uno de los parques urbanos más extensos de Europa. Resulta impensable imaginar que el viejo cauce, en los años setenta, estuviera a punto de convertirse en viales para coches. Afortunadamente, muchos valencianos reivindicaron un «Llit nostre i verd» que ahora nosotros disfrutamos. Es el momento de reclamar un Parque Fluvial cuidado y mejorado en beneficio de las futuras generaciones.scolar y todo lo que lleva aparejado, no.