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Imprescindible Sonia

No soy muy amiga de dar consejos, pero en estos momentos no dejaría de recomendar la visita a una importante exposición: la de Sonia Delaunay en el madrileño museo Thyssen. De no ser que la prorroguen, concluirá el próximo día 15... y como hay más de un puente festivo antes alguien podrá aprovecharlo.

Sonia Delaunay es uno de los casos más patentes de la conjunción arte/moda. Nunca hizo distancias entre uno y otra, y menos aún, oposición, considerando al mismo nivel su pintura que sus diseños textiles, sus escenografías para ballet o cine, su decoración de interiores y, por supuesto, sus creaciones indumentarias. Los inicios del cubismo tuvieron en ella, junto a su marido, Robert Delaunay, una potente derivación que ella hizo fructificar en los primeros bocetos abstractos para los fabricantes de tejidos de Lyon y su consiguiente aplicación a las prendas que con esas telas elaboraba, propiciando una radical innovación que en aquel París entre 1920 y 1930, era brillante del Art-Decó, triunfaron en los círculos «fashionables» a gran escala. Los poetas surrealistas Tristán Tzara o Louis Aragón vistieron su ropa al par que mujeres destacadas como la famosa Nancy Cunard o la esposa del arquitecto de la Bauhaus Marcel Breuer.

Actualmente, a propósito de la exposición citada, se ha escrito y hablado mucho sobre Sonia Delaunay y los autores que la elogiaron, como Jean Cocteau o Blaise Cendrars, y se ha reproducido el célebre abrigo que realizó para la entonces fulgurante star Gloria Swanson. La muestra madrileña, con más de doscientas piezas, incida en la estancia en España del matrimonio Delaunay durante los años de la primera Guerra Mundial, cuando Sonia llegó a tener tienda propia y galería de arte en Madrid, vistiendo a varias familias aristocráticas.

El rasgo esencial de Sonia Delaunay es su concepto del color, que para ella no era un adjetivo sino algo sustancial, un elemento básico que se convertía en la razón primigenia de toda sus obras. «Considero la sonoridad y el movimiento visual de los colores un territorio virgen, y estudio la vida independiente que adquieren los colores cuando son liberados de la materia», así escribía la propia Sonia en la revista Jardin des modes en 1968.

Sonia Delaunay murió en 1979, a los 94 años. Su influencia ha sido patente en diseñadores de moda coetáneos, como Schiaparelli, pero también en bastantes de los que vinieron después, como Emilio Pucci o D´Squared. A manera de prueba de la vigencia de Sonia (a la que algunos historiadores sitúan como profeta del prêt-à-porter) la cantante Françoise Hardy posó ante el fotógrafo con la copia de un vestido hecho por Sonia en 1925.

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