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Razones y chichones

Vísperas del referéndum catalán, vi algunas banderas españolas en Benimaclet y muchas más en Jaume Roig, calle nacional que lleva el nombre de un clásico de la lengua catalana, glubs. Pasa lo mismo con mis grupos de wasap: me llegan proclamas revolucionarias y chistecitos de Franco, a favor y en contra. No es debate libre, que más quisiera, tenemos poca práctica: es amor al litigio. En ese torrente de banalidades, apareció un buen chiste: un padre y un hijo listos para salir de manifestación con la senyera estelada a modo de mantón. El hijo le dice al padre: «Ah, papá! Han llamado los abuelos de Jaén. Que nos mandan una garrafa de aceite con el primo guardia civil».

Así es la realidad cruda: abunda en uniones impuras, prácticas contra natura, renegados de muchos bandos, mestizajes y fermentaciones, o sea, descomposiciones lentas que alumbran los productos más deliciosos, sean vinos, mulatas o quesos. Lo que se llama Cataluña o España es un coupage innombrable y en cada terrón de los severos secanos se yergue la sombra irredenta de un morisco, el cava no siempre pero a menudo es catalán y cuando la CNT les tomó las fábricas, los ricos de Barcelona se echaron en brazos de glorioso Alzamiento. Complejas urdimbres requieren amplias confluencias ¿Ha habido algún ganador en la Guerra de la Urna? Sí: los nacionalismos, opuestos y complementarios, que se han llevado por delante, como una riada, todos los matices que se oponían a sus pretensiones. El nacionalismo es un estado carencial, un déficit de atención, un problema de ventilación.

El ministro Zoido, el de Interior, consciente de haber perdido todas las batallas de imagen, proclama que los antidisturbios también tuvieron centenares de heridos. No me lo creo: van tan acolchados, embutidos, encasquetados y forrados de guata y kevlar que los tiras de un séptimo piso y rebotan. Como decía el Marqués de las Marismas: «Acojonan, eh, acojonan». Y de repente, nuestros chichones se quedaron en nada porque el furor de Yavé rugió con armas automáticas en los desiertos de Nevada.

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