En alguna ocasión he comentado aquí que el medio ambiente de nuestro país ha tenido mucha suerte cuando entramos en la Unión Europea. Pasamos a formar parte del club de países europeos obligados a cumplir las normativas aprobadas por sus órganos de gobierno. Especialmente las directivas de corte ambiental. Gracias a eso, hemos protegido espacios naturales, depurado aguas residuales, implantado la recogida selectiva de basuras o evaluado las actividades que se pretenden implantar en el territorio, entre lo más destacado. Ahora nos llega otra obligación -afortunadamente- importante. En 2020 se acabará el uso de las bolsas de plástico que no sean compostables. Y ya el año que viene nos cobrarán obligatoriamente en todos los comercios si solicitamos una bolsa de plástico para transportar nuestras compras, porque todavía hay establecimientos que no lo hacen. Todo viene de una directiva aprobada en 2015 por la Unión Europea. La denominada «directiva de bolsas» que debe transponer, en forma de real decreto, el gobierno español en las próximas semanas. En España consumimos 8.500 millones de bolsas al año, lo que supone que cada habitante consume 180 bolsas en ese período, esto es, cada dos días usamos, al menos, una bolsa de plástico en nuestra vida cotidiana. La directiva nos ha fijado un objetivo ambicioso: en 2019 este uso de bolsas por persona al año debe reducirse a la mitad; y en 2025, apenas debería ser de 40 bolsas al año y todas ellas compostables. La lucha contra el cambio climático comporta también estos aspectos, que nos pueden parecer menores, pero que son muy importantes porque suponen cambios en nuestras pautas de vida cotidiana. Una pautas que deben ser cada vez más sostenibles.