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El dinero y el seny

E l dinero es miedoso. Han bastado la decisión arriesgada de un banco (Sabadell) de acordar el abandono de Cataluña como sede social de la entidad y el anuncio de otro (Caixabank) de que es probable que tome idéntico camino, para que las declaraciones públicas de quienes promueven la secesión se hayan vuelto más laxas.Los defensores del independentismo, decididos hasta ahora a que el lunes culminara en el Parlament el proceso separatista, jugaban ayer al fuera de juego.

La vehemencia del desafío ya no lo era tanto; menos contundente, desde luego, que la cuestionable estrategia que Interior aplicó el 1-O a base del calor negro de las porras, y sin la convicción con que el martes se expresó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Es muy probable que el discurso del Rey Felipe VI trazara el camino y que la orden del Constitucional de abortar la sesión del lunes sea un aviso de que el Estado va en serio. Pero sin dinero no se hacen las revoluciones, y la subida bursátil bendijo la decisión del Sabadell como hoy lo hará con la antigua Caixa.

Decisión coyuntural

Lo lógico es pensar que la decisión del Sabadell es coyuntural y tiene fecha de caducidad, pero coloca de nuevo a la provincia de Alicante y a la Comunidad Valenciana en el mapa bancario, del que esta autonomía se esfumó con los expolios de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y Bancaja.

El cuarto banco de España en volumen de activos devuelve a esta tierra de la Comunitat Valenciana la credibilidad que en poco tiempo arrojaron a la basura los mismos que han dejado pudrirse la cuestión catalana, y a quienes el Jefe del Estado, el Tribunal Constitucional y la banca española, están haciendo el trabajo para superar la mayor crisis política y social de los últimos tiempos en este país.

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