Tras los atentados vividos este agosto en Barcelona, Cambrils o Alcanar, la respuesta inmediata de todas las administraciones fue la de tomar medida urgentes, reflexionar sobre la situación, hacer propuestas para lo inmediato y al corto medio plazo. Incluso, poblaciones reticentes desde el principio, por ejemplo a suspender las patrullas unipersonales, tomaron esta decisión. Había que responder a la alarma social generada.

Transcurrido un corto espacio de tiempo, apenas un mes, allí donde la «reflexión» había llevado a suspender esas patrullas por la seguridad de los agentes, una nueva reflexión aconseja retirar la orden y volver al esquema anterior. Ahora bien, con una mayor exigencia de prudencia, vigilancia y observancia de la realidad. De la misma manera que resulta incomprensible que los agentes de policía no tengan ya un chaleco individual, adecuado a la complexión física y al sexo, de protección cuyo coste viene a ser en torno a 50 euros al año. No se entiende que ahora sí, ahora no, sea una medida adecuada aplicar la suspensión cautelar en alerta 4 reforzada, de las patrullas unipersonales.

Tras la decisión inicial de suspensión, parece que se vuelve a imponer el viejo esquema de «mejor lo conocido que lo por conocer». No calentarse la cabeza, no buscar nuevos esquemas de trabajo, anteponer objetivos por encima de la seguridad de los agentes es un grave error. Es propio de mentes que funcionan en el cortoplacismo. Si piensan que esto se acaba en breve y que pasará como un fenómeno transitorio están completamente equivocados.

La policía de proximidad, la policía de barrio, sin dejar de realizar sus cometidos con las mismas funciones, pero reajustada territorialmente, planificando su actuación diaria, manteniendo sus condiciones de trabajo, pero sobre la base del trabajo conjunto (1 más 1) es la única salida a la demanda de seguridad. Y esto si que debe ser una prioridad. La seguridad de los agentes. Lo demás, como responder a las demandas sobre dotación de armas largas, con formación adecuada, para circunstancias especiales por parte de la Generalitat, modificando la normativa pertinente, sea bienvenida. Pero no olvidemos que la seguridad individual, la autoprotección, el trabajo en condiciones para poder generar seguridad a su vez, debería ser lo primero.